Sandra fue al hospital cuando recibió la noticia de que Giselle había muerto de una caída.

Enrique estaba demacrado y tenía los ojos rojos e hinchados. Sin tener que preguntar, Sandra sabía que Enrique había llorado mucho.

Casamardo estuvo con su padre anoche en el hospital.

Cuando Casamardo se enteró de que Giselle había caído al vacío, corrió al Barrio de Uptown y se peleó con los hermanos de Gislle.

Al ver a su marido y a su hijo en este estado, los ojos de Sandra se volvían sombríos. Nadie sabía lo que estaba pensando en ese momento.

Enrique y su hijo estaban muy nerviosos al ser mirados así.

Enrique lanzó un guiño a su hijo, indicándole que rompiera el silencio.

Casamardo no se atrevió, quería que su padre hablara primero.

Los dos hombres se miran un buen rato y finalmente Casamardo habló.

Le acercó una silla a su madre, la colocó a su espalda y le dijo: «Siéntate, mamá».

Sandra se sentó.

Enrique le sirvió a su madre un vaso de agua e iba a lavar la fruta.

—No te entretengas, yo n