Duncan dijo con cariño: —Para ti, he insistido en hacer rehabilitación. Sólo me ocuparé de los asuntos especialmente importantes de la empresa. Mis hermanos me ayudan en el trabajo y no me dejan cansarme.

—Liberty, si no fuera por ti, podría haberme dado por vencida y no ser capaz de levantarme nunca más.

—Tonto.

—No soy un tonto, sólo te quiero mucho a ti y a Sonny. La gente siempre dice que eres una divorciada, no entienden por qué te quiero cuando entonces eras gorda y fea.

—No lo sé, pero te quiero, y no quiero averiguar por qué.

—Tal vez sea porque tu fuerza de no rendirte y tu perseverancia me han cautivado.

—Y también me gusta mucho Sonny. No soy una persona a la que le gusten los niños, siempre pienso que son ruidosos, pero la primera vez que vi a Sonny, me gustó mucho este pequeño.

Liberty le devolvió la sonrisa: —Lo sé.

Al principio a Duncan le gustaba Sonny, así que se mostró un poco más cariñoso y tolerante con la mamá de Sonny, que era Liberty.

Tenían más contacto y pasaba