Capítulo 2642
Cuando era pequeños, si sus hermanos cometían algún error, su madre les reñía, incluso les pegaba y les ponía de rodillas, pero Giselle no sufría ningún castigo.

Sandra miró fríamente a Giselle.

Presintiendo que algo iba mal, Giselle se acercó a sus hermanos y se arrodilló de mala gana, culpando mentalmente a Enrique.

Ella no sabía nada de que Enrique pidiera dinero para ligar con alguna mujer. Todo lo que sabía era que Enrique había estado bajo el dominio de Sandra durante décadas, y que era una rara ocasión para que se relajara y descansara mientras Sandra no estaba en casa, así que Giselle le dio decenas de miles de dólares.

Y como resultado... ¡qué mala suerte!

—¡Abofetéate! —ordenó Sandra.

Enrique rogó con dolor: —Tengo la cara hinchada, por favor...

—¿Lo haces tú o dejas que lo haga yo?

—Lo haré yo mismo. Se me romperá el corazón si te canso por abofetearme.

Enrique se abofeteó a sí mismo, pero en su corazón odiaba a Sandra.

Era dos años mayor que ella, pero estaba en plena forma
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