Con la promesa de Camelia, Callum se tranquilizó.No continuó a quedarse en la Mansión Johnson, después de todo, Egbert odiaba verlo en este momento.La historia de Egbert y Camelia, Callum la había sabido por Zachary.Camelia había empezado deseando sólo un bebé, no un hombre.Sabía que Egbert buscaba a la mujer que tanto significaba para él, pero nunca le dijo que era a ella a quien buscaba.Y no sólo eso, huyó.Ni siquiera acudió a la boda de Estrella y Ben.Cuando Egbert supo que Camelia era la mujer con fragancia floral que buscaba, dejó su trabajo y fue a buscar a Camelia sin pensárselo demasiado y se quedó allí más de medio año, llegando a conseguir el corazón de Camelia antes de que Camelia estuviera dispuesta a volver a Annenburg con él.Nadie sabía lo que Egbert hizo y lo mucho que se entregó en esos seis meses.Sin embargo, debería ser un proceso muy difícil. Aunque no hubo boda, Egbert y Camelia eran ahora marido y esposa, y lo que más le gustaba a Egbert era pasar tiempo c
Al ver acercarse a Zachary y Callum, los guardaespaldas de la familia Lewis se sintieron impotentes.—Lo siento, señor York.El guardaespaldas no tuvo más remedio que adelantarse y bloquearles el paso, diciendo en tono de disculpa: —Señor York, el señor Duncan no quiere verle, así que, por favor, retírese.Esperaba que Zachary y los demás no le pusieran problemas.A Zachary no le importó, en su lugar preguntó amablemente y en voz baja: —¿Duncan está despierto?—Sí, pero no tiene apetito y se niega a desayunar. No quiere comer nada, sea de casa o de señorita Liberty, e incluso volcó al suelo el desayuno que trajo la señorita Liberty.—El señor y la señora siguen ahí intentando persuadirle para que desayune, y de momento el señor Duncan está de muy mal humor.Los guardaespaldas dijeron estas palabras con la esperanza de que Zachary y los demás se marcharan.De hecho, fueron los que lo que más esperaban que Duncan estuviera dispuesto a ver a sus amigos íntimos, no querían que Duncan se pa
Harrison se dolió mucho al escuchar los gritos desesperados de su hijo y no pudo decir nada más a acusarle.Duncan era originalmente alto y muy fuerte.Después de tantos días en el hospital, había perdido mucho peso.Simplemente con ver su estado y aspecto actual, todos los que se preocupan por él sentían gran pena porque Duncan ya no podía levantarse y tampoco tenía el mismo ánimo que antes.No había ninguna luz en sus ojos, sustituidos por una desesperación infinita.El médico había dicho que su recuperación total dependía de si podía reavivar la confianza en sí mismo y perseverar con el tratamiento y la rehabilitación.Era un camino duro y largo.Era posible pasar día tras día sin ningún atisbo de avance, y ésa era fácil de hundirle.—Harrison, no culpes a Duncan.La señora Lewis advirtió a su marido: —Échame la culpa. Duncan ya dijo que no tenía hambre, y fui yo quien insistí en darle de comer.La señora Lewis asumió toda la culpa.Duncan miró a su madre y de repente apartó la vist
Serenity ayudó a la señora Lewis a caminar hasta un banco y sentarse.—Ni se niega a ver ni a comunicarse con la gente. Se encierra y se queda como dando vueltas a la misma mala situación, ¿cómo va a mejorar? —dijo la señora Lewis mientras se secaba las lágrimas y se disculpaba de nuevo con Zachary y Callum. —Zack, Callum, por favor, no culpéis a Duncan. A veces, incluso cuando su hermano venía a visitarle, no quería verle y no le dejaba entrar.—Sus cuñadas envían sopa y pasa lo mismo. La sopa puede entrar, la gente no. Ahora siente que la gente se compadece de él cuando ve a cualquier persona. Cuando la gente le dice unsa palabras de preocupación, él también siente que están compadeciéndose de él.La señora Lewis no pudo contener las lágrimas.Siempre le había parecido que Duncan era un hombre fuerte.Ahora, el hecho de que Duncan se caía por desesperación dejaba a la señora Lewis sentirse tan impotente.Otros mayores de la familia Lewis le habían visitado, pero Duncan no escuchaba l
Zachary y los demás salieron primero del hospital después de decir unas palabras de consuelo a la señora Lewis y pedir al guardaespaldas que llevara los regalos a la sala.La señora Lewis acompañó a todos hasta la entrada del ascensor y los vio entrar en él antes de regresar.En la puerta de la sala, la señora Lewis se quedó parada un momento antes de entrar.Duncan estaba tumbado en la cama, con los ojos mirando al techo, sin ánimo, nadie sabía lo que estaba pensando.—¿Zachary y los demás se han ido?Preguntó el señor Lewis a su esposa en voz baja.—Sí, Duncan no quiere verlos y no tienen sentido quedarse aquí.La señora Lewis suspiró, caminó hacia la cama y se sentó, mirando a su hijo. Depués un buen rato, dijo suavemente: —Duncan, mi hijo, todos vienen a verte por preocupación, no por piedad, tienes que dejar de hacerte daño a ti mismo y a ellos de esa manera, ¿está bien?Duncan cerró los ojos.No quería escuchar a su madre.El corazón de la señora Lewis dolió fuertemente en ese mo
—Señora Lewis.Al ver entrar a la señora Lewis, Liberty, que acababa de sentarse, se levantó de nuevo y la saludó.La señora Lewis respondió amablemente, y al ver que no había clientes, dijo en voz baja: —Liberty, me gustaría invitarte a tomar café a una cafetería cercana, ¿te parece bien?Liberty sonrió y contestó: —Claro.Se desabrochó el delantal y lo guardó. Luego dijo a las dos dependientas: —Limpiad aquí primero, voy a salir un rato y cuando Jim y Sonny vuelvan, cuidaréis de Sonny.Hoy no iba a atender la cafetería todo el día.Quería visitar un restaurante situado cerca de la Avenida Oeste. El negocio de aquel restaurante no iba bien, perdiendo dinero mes tras mes, y el dueño pensaba traspasarlo.La zona alrededor de la Avenida Oeste era próspera, Liberty no sabía si el negocio de ese restaurante iba mal porque el dueño no lo llevaba bien o porque el chef no cocinaba bien.Quería saber más y, de paso, conocer los alrededores. Si todo era adecuado, le gustaría hacerse cargo de es
La señora Lewis siguió diciendo: —Liberty, no hagas caso de lo que dijo Duncan. Ahora es un erizo cubierto de espinas, y apuñalará a todo el que lo visite, porque no quiere ver a nadie, y siempre piensa que la gente lo visita por compasión.—Lo entiendo, señora Lewis. No le culpo.Liberty retiró suavemente su mano.No estaba acostumbrada a este gesto excesivamente íntimo de la señora Lewis.—Liberty, tengo un favor que pedirte.La señora Lewis pasó al tema. Miró a Liberty, con ojos llenos de súplica, y dijo: —Todos estamos muy tristes al ver a Duncan en este mal estado, pero realmente no tenemos remedio.—Le gustas mucho, últimamente no quiere verte porque se siente inferior por estar lisiado y no quiere ser tu molestia, por eso se niega a verte.Liberty escuchó a la señora Lewis en silencio, sin decir una palabra.La señora Lewis paró momento y tras un ratito, continuó: —Liberty, me gustaría pedirte que cuides de Duncan y le ayudes a recuperar la confianza en sí mismo para que pueda s
—Liberty, no crees que cinco mil dólares al día sea mucho. Duncan tiene un carácter terrible ahora y puede enfadarse y tirar cosas en cualquier momento. Es porque somos sus padres y yo causé su accidente, podemos aguantarlo.—Nadie más que nosotros podría soportar su temperamento ahora. Creo que aunque estuviéramos dispuestos a gastar mucho dinero en contratar a un cuidador que se ocupara de él, nadie estaría dispuesto a encargarse por esta tarea porque será demasiado difícil.La señora Lewis opinaba que gastarse tanto al mes en contratar a Liberty para que cuidara de su hijo no era caro en absoluto. Podría gastarse cualquier cantidad de dinero con tal de que su hijo se recuperara.Con esto dinero sólo le bastaría para comprarse un bolso, o incluso faltaría un poco.La señora Lewis no lo consideraba como un salario elevado, pero Liberty pensaba que era demasiado.Buen Apetito tenía un buen negocio y, aun así, la facturación era como mucho de dos mil dólares al día.—Tienes que mantener