—Tos, tos.

Abuela May tosió dos veces, y cuando Duncan la miró, le recordó a Duncan:

—Duncan, Sonny no estaba asustado por los secuestradores, sino por ti. Mira a Sonny luchando por liberarse.

—Tío Duncan, déjame ir.

Volvió a pedir Sonny.

El rostro del pequeño estaba serio, obviamente enojado.

Duncan era demasiado fuerte y no podía liberarse de sus brazos.

Duncan rápidamente lo bajó y también se agachó, poniendo sus manos en los hombros de Sonny y dijo en voz baja:

—Sonny, qué bueno que estás bien, qué bueno que estás bien.

Sonny miró a Duncan con los ojos muy abiertos y brillantes.

Duncan fue realmente amable con él.

Podía sentir la sinceridad de Duncan hacia él, no estaba burlándose de él, sino que realmente agradándole.

Sonny levantó la mano y su manita aterrizó en la cicatriz en el rostro de Duncan. Después de tocarla ligeramente, retiró la mano, como asustado. Al ver que Duncan no tuvo ninguna reacción dolorosa, extendió su manita para tocar la cicatriz nuevamente.

—Tío Duncan, ¿t