Capítulo 89
Lucía se quedó congelada por un momento y luego estrechó la mano de Ana con gran sorpresa.

—Mamá, ¿me reconoces?

Ana la miró sin comprender, con una mirada un poco perdida.

—¡Mamá!—Lucía estaba muy emocionada. Apoyó la cabeza en la rodilla de su madre, —Por fin te acordaste de mí... Durante un tiempo solo reconociste a Emilio. ¡Lo que me puso tan triste!

Una pequeña sonrisa apareció en el pálido rostro de Ana mientras le acarició suavemente el largo cabello a Lucía con la mano delgada.

—Lucí...Eres Lucí.

Ella murmuró.

Aunque a Ana le costaba pronunciar las palabras, Lucía estaba contenta.

—Mamá, hace buen día hoy. ¿Puedo llevarte a dar un paseo abajo?

Ana no respondió. Levantó lentamente los ojos y miró fijamente a lo lejos. De vez en cuando murmuraba algunas palabras.

Lucía permaneció agachada frente a ella. La sorpresa que acababa de sentir fue sustituida gradualmente por la pérdida.

—Mamá...

—Lucí.— Ana susurró, —Eres mi hija, Lucía. ¿Y tu apellido es García?

Lucía quedó atónita.

De
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