Capítulo 866
El sonido de los pasos se acercaba cada vez más, Daniel se dio cuenta de repente de que la puerta del lavabo se quedabao abierta, y estaba a punto de pedirle a Soledad que la cerrara. Justo cuando levantó la vista y vio a Emilio sorprendido que estaba a la puerta del lavabo...

Y la escena que cayó en los ojos de Emilio fue...

Daniel estaba de pie con las piernas separadas frente al retrete y Soledad permanecía inclinada sobre él, agitando unas tijeras en la mano.

Las tijeras enfrentaban...

¡Emilio retiró un paso hacia atrás!

—¡No, para!

Las pequeñas manos de Soledad temblaron y las tijeras cayeron al suelo como respuesta.

Miró a Emilio y luego a Daniel, al instante se puso rojo y se cubrió la cara para salir corriendo como si huyera.

Emilio no la persiguió y corrió a ver cómo estaba Daniel.

—Daniel, ¿estaba loca esta mujer? —Emilio no podía creerlo—¡Y si se lo corta!

Si se lo cortó, la casa del General no tendría descendencias.

Daniel, con una cara mala y sin luz en los ojos, miraba i
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