Capítulo 724
Cuanto más escuchaba Lucía, más se preocupaba.

—Soledad, será mejor que envíe guardaespaldas tras de ti...

—¡No hace falta! —Soledad sonrió—. ¡Conozco bien ese barrio, y tengo libertad para mí sola, y además de coger mis cosas, quiero despedirme de la abuela Gitana y de los demás! No me siento cómoda con guardaespaldas siguiéndome!

—Entonces tú...

—¡Hasta luego hermana Lucía!

Antes de que Lucía pudiera terminar su frase, Soledad salió corriendo, sin olvidarse de devolverle la sonrisa: —¡No volveré esta noche, me despido de ellos! Nos vemos mañana.

Lucía tuvo dificultades para moverse y no tuvo tiempo de llamar al guardaespaldas, y Soledad corrió tan rápido que desapareció pronto.

Polo regresó por la noche y los dos se acostaban en la cama.

Uno trabajaba en su portátil y la otra daba vueltas en la cama, incapaz de dormir.

—Cariño, ¿qué te pasa? —Polo la arropó con cuidado—. ¿No te encuentras bien de la barriga? No te acuestes siempre sobre el lado izquierdo, ¡date la vuelta!

—Fue el m
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