Capítulo 428
Se levantó de golpe y sacó su pistola, dirigiéndose rápidamente hacia la puerta.

...

Ánsar Ramírez salió de la habitación de Valentina Alonso y vio a la señora Alonso, que había estado vigilando en la puerta. Asintió ligeramente en señal de saludo.

—Presidente Ramírez—, dijo la señora Alonso con los ojos enrojecidos, inclinándose profundamente. —¡Le agradezco muchísimo por salvar a mi hija Valentina! Es un gran favor y estaré agradecida toda mi vida.

Ánsar hizo un gesto de modestia con la mano.

—Señora Alonso, no hay de qué. Un médico tiene un corazón como los padres del paciente, no puede simplemente quedarse de brazos cruzados y ver sufrir a un paciente sin brindar ayuda.

—Según el Presidente Ramírez, ¿Valentina todavía tiene posibilidades de sobrevivir?

Ánsar reflexionó por un momento y susurró. —Hasta ahora, le han estado aplicando tratamientos médicos occidentales. Sin embargo, en mi opinión, esta enfermedad congénita, aunque difícil de tratar, no es mortal.

Los ojos de la señora 
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