Capítulo 119
Lucía se removió y se despertó lentamente. En cuanto abrió los ojos vio la figura del hombre en el balcón.

Un toque de timidez asomó a su bonito rostro, e incluso las puntas de sus orejas se tiñeron de rojo. Frunció los labios y dio una sonrisa, preguntándose de pronto. Aunque solía molestarla, era sensato, o al menos no como acababa de hacer.

Lucía se levantó suavemente e intentó abrazarlo por detrás.

Sin embargo, en cuanto sus pies tocaron el suelo, estuvo a punto de caer.

—¿Estás bien?

Jorge se apresuró a tirar de ella.

Lucía se quedó estupefacta. Luego se vio atraída hacia sus brazos y se encontró con su mirada suave y profunda.

Jorge se rio y la puso en la cama, frotándole el pelo: —¿Aún despierta tan tarde? ¿Tratas de sorprenderme por la espalda?

—No lo hice.— Lucía le dio un puñetazo con su pequeño puño. Los dos juguetearon un rato antes de que la mirada de Jorge se detuviera repentinamente en ella.

Su piel era tan sensible que al menor roce se marcó en rojo.

La mirasa de Jorge
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