Capítulo 917
Lucas se quitó el abrigo y, al cabo de un momento, un taxi se detuvo frente a ellos. Lucas abrió la puerta del vehículo, y ambos se acomodaron en la parte trasera. La luz tenue, sumada a los ligeros baches del camino, empezaron a adormecer a Ana, quien poco a poco se recostó en el pecho de Lucas.

Pero justo cuando su rostro se acercaba al pecho del hombre, un sutil aroma a perfume penetró sus sentidos. Era una fragancia empalagosa, completamente distinta al discreto olor a colonia y tabaco que llevaba Lucas, y estaba claro que provenía de una mujer; Ana nunca usaba perfume. Por lo tanto, solo podía ser el olor de Silvia.

Aunque Lucas ya había desechado su abrigo, la fragancia de otra mujer seguía impregnando su ser. Al darse cuenta de esto, cualquier rastro de sueño se esfumó de Ana, reemplazado por una sensación de mareo y náuseas.

Ana se enderezó súbitamente, tapándose la boca.

—¿Qué pasa?

—Nada, me mareo un poco en el auto.

Ana no podía decir más. A fin de cuentas, Lucas había abraz
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