Capítulo 381
Sintiendo la temperatura de la palma de Lucas, Ana se sintió aún más perturbada, bajó la voz.

—¡Quita tu mano!

Lucas pareció no escuchar, en vez de hacer lo que ella quería, apretó ligeramente el dorso de su mano.

—Estoy cansado, mejor vayamos a dormir.

Apenas terminó de hablar, cerró los ojos, ignorando la mirada asesina de Ana.

Javier estaba en medio, por lo que no podía hacer mucho, pero un poco de dulzura nunca sobra.

Ana quería liberar su mano, pero Lucas la tenía fuertemente sujeta y temía que cualquier movimiento pudiera despertar a Javier, quien ya estaba dormido.

Ana solo pudo tomar una profunda respiración y se obligó a soportarlo, a resistir, cerró fuertemente los ojos e intentó conciliar el sueño.

Ana estaba cansada de los acontecimientos del día y después de un breve momento de frustración, la fatiga se apoderó de ella y su respiración se estabilizó lentamente.

Lucas, al escuchar que todo estaba tranquilo, abrió abruptamente sus encantadores ojos almendrados y mostró un
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