—Doctor, realmente no puedo quedarme con este niño, debo hacerme la cirugía.

Ana López se calmó y suplicó al médico.

Al ver la súplica en sus ojos, el médico también sintió compasión por ella, esta mujer parecía ser una persona desafortunada, y aflojó un poco el tono: —Si realmente quieres hacerte la cirugía, al menos debes cuidar bien de tu cuerpo, probablemente tomará medio mes.

¿Medio mes?

Al escuchar esta cantidad de tiempo, la desesperación en el corazón de Ana López se intensificó.

Los tres días que Lucas Hernández le dio ya eran el máximo tiempo que había luchado desesperadamente por conseguir, no podía imaginar qué le pasaría si no se deshacía del niño en esos tres días.

Ana López solo pudo suplicar al médico que organizara la cirugía de inmediato, pero la actitud del médico fue muy firme, y no estaba dispuesto a arriesgar la seguridad del paciente, y envió a Ana López directamente afuera del hospital.

Ana López caminó aturdida al salir del hospital, en ese momento, ya no sabía