Capítulo 314
Javier estaba cavilando en su interior sobre cómo hacerle entender a ese despreciable hombre que jamás se iría con él y que, siendo tan despreciable, ni siquiera podía esperar el perdón de su mamá.

En ese momento, Ana se movió en la cama y se percató de que el niño que dormía a su lado había desaparecido. De inmediato, se sobresaltó:

—¿Javier?

Javier reaccionó rápidamente. Apagó el ordenador con premura y volvió a la cama:

—Fui al baño, mami.

Al saber que Javier estaba bien y a su lado, Ana soltó un suspiro de alivio, abrazó al pequeño y volvió a dormirse.

Sostenido por Ana, Javier dejó de moverse, pero su cerebro nunca dejó de funcionar, pensando constantemente en cómo contraatacar y, como mínimo, hacer que ese Lucas escupiera la pensión alimenticia que les debía a él y a su madre después de todos estos años.

Cuando un plan empezó a tomar forma en su mente, Javier cerró los ojos con tranquilidad y se adentró lentamente en el mundo de los sueños.

Al día siguiente, después de desa
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