Capítulo 213
Ana extendió su mano y señaló hacia un cajón cercano.

Lucas se acercó, rebuscó un poco y encontró alcohol médico y tiritas.

—Puede que duela un poco, aguanta. La voz de Lucas se suavizó notablemente, como si estuviera mimándola.

Ana sintió que su corazón se saltaba un latido.

Fue entonces cuando se dio cuenta, sin saber desde cuándo, cada gesto de este hombre provocaba una corriente en su corazón.

Sin embargo, Ana se decía a sí misma que no debía dejarse llevar, rápidamente desvió la mirada, no se atrevió a seguir mirando, —Estoy bien, puedes seguir.

Lucas desinfectó con destreza la herida de Ana y la cubrió con una tirita.

—Ya está, ten más cuidado la próxima vez.

Ana asintió, se levantó y se dispuso a regresar a la cocina para limpiar un poco.

Al ver esto, Lucas frunció el ceño, —¿Qué vas a hacer ahora?

Esta mujer, con la mano herida, ¿no puede estarse quieta un momento?

—Voy a recoger este lío, —respondió Ana, dispuesta a recoger las verduras que se habían caído al suelo. Al verla c
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