Capítulo 162
Los ojos de Ana se humedecieron un poco.

—¿Por qué no puedes creerme por una vez...?

Las palabras tan suaves que apenas se podían escuchar, se dispersaron lentamente en la oscuridad de la noche, sin dejar rastro alguno.

...

Al día siguiente, por la mañana temprano,

Lucas abrió los ojos y vio a Ana acostada a un lado, aun durmiendo.

De repente, su corazón sintió cierta satisfacción, levantó las sábanas, a punto de hacer algo, pero vio a Ana durmiendo con una mano acariciando su vientre.

Era una postura de protección total.

Lucas de pronto se sintió irritado.

Este bastardo en el vientre de Ana, definitivamente debería ser eliminado lo antes posible; de lo contrario, a medida que avance el embarazo, temía que ella se volviera cada vez más incapaz de dejarlo ir.

Mientras pensaba en esto, el teléfono de Lucas sonó; era una llamada de la compañía.

El hombre echó un vistazo a Ana, a quien la alarma del teléfono había molestado hasta fruncir el ceño, y salió a contestar la llamada.

—Jefe, ayer
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