Cuando llegamos a la nueva sede estábamos llenos de expectativas este edificio era más grande y moderno y por supuesto habían muchos más trabajadores al igual que anterior oportunidad fuimos acompañados cada uno a sus respectivos puestos de trabajo por un personal de recursos humanos, el área de desarrollo estaba muy bien equipado y a pesar de estar constituidos por un grupo de cubículos la distribución de los mismos creaba un ambiente agradable, trabajaríamos directamente con Decker y eso tenía animada a mi amiga que no dejaba de compartir miradas furtivas con el jefe.Por mi parte me fue asignado un cargo diferente como también una oficina individual, trabajaría directamente con el otro socio en asignación de proyectos y eso me hacía sentir un poco ansiosa, era hasta ahora una persona desconocida para nosotros aunque ya conocía parte de sus éxitos laborales pues eran parte de la información de la web, era un hombre extremadamente inteligente y preparado, lo cual me parecía todo un r
Los meses fueron pasando y en un inicio Michael y yo solo hablábamos de trabajo pero luego se creó una especie de amistad, no eran frecuentes los mensajes a nuestros teléfonos personales, sin embargo, era viernes y todavía teníamos mucho trabajo pendiente por lo que era inevitable ocupar nuestros días de descanso, —Michael, se que puede sonar poco profesional pero ya me dijiste que estás en Stuttgart igual que yo, porque no realizamos este trabajo en persona.—No lo creo.—Vamos, que he podido notar que tienes los equipos para trabajar perfectamente donde estás, este sábado no trabajar nadie en las oficinas así que estaría completamente sola con los vigilantes y no me gusta—, en el fondo solo quería que me permitiera entrar, era una persona agradable al menos conmigo, porque el resto hablaba de su antipatía y amargura, hacia apariciones públicas solo de forma electrónica, pero yo sentía que estaba en una situación muy solitaria.—No lo había pensado, pero tampoco deseo que estés compl
Llegue temprano tal como lo teníamos planificado, la casa es grande y muy protegida, estaba deleitándome observando el lugar y caminando un poco alrededor cuando me detuve frente a la puerta y de inmediato escuché un vip en la puerta que me habría, lo cual me dejó claro que me estaban observando, continúe mi camino hacia la puerta principal impactada por lo hermoso y elegante que es todo, sin embargo, si fuera mi casa agregaría una plantas de colores que salpiquen algunas áreas para crear mucha más vida, una vez allí frente a la puerta de madera tallada maciza, toqué el timbre y nuevamente me fue abierta de manera electrónica, por dentro era mucho más increíble pero mi anfitrión seguía ausente.—Buen día Michael—, dije un poco apenada.De repente se escuchó una voz, —Sí, pasa, hasta la sala—, caminé despacio observando todo a mi alrededor, había fotos familiares, con amigos, de la graduación, libros, diplomas, adornos cuyo aspecto se notaba que venían de lugares lejanos y exóticos, lo
Michael y yo terminamos el trabajo apenas pasadas las 12 del mediodía, los alemanes suelen ser puntuales hasta para comer por lo que culminar justo con la hora era genial, su madre había hecho lasaña y ensalada y olía delicioso, —Ya están aquí los chicos, mi nombre es Agna y él es mi esposo—, me dijo señalando a un hombre de edad contemporánea a la de ella.El padre de Michael en ese momento salía de la cocina con las bebidas en las manos y después de colocarlas en la mesa, extendió su mano, —Mi nombre es Dirk, no sabía si les apetecía agua gasificada o tal vez zumo de manzana por eso lo coloque variado.—Un placer conocerlos a ambos, mi nombre es Adriana—, dije estrechando sus manos con una sonrisa.—Sentémonos que se enfríe y ¿cuéntame de donde eres?—Mamá no comiences con el interrogatorio—, replicó Michael un poco agobiado.—No te preocupes, no me molesta, es normal que sientan curiosidad—, luego mire a sus padres y respondí, —Soy de Colombia, en América del sur, vine con mi amiga
El siguiente lunes al presentarme en la oficina, planteamos la nueva forma de trabajar de Martes a Viernes trabajaría en la oficina personal del Señor Muller y los lunes lo haría desde la oficina para poder servir de puente con el resto del personal, esto me permitió cada vez más estrechar lazos más cercanos con Michael armamos pronto una rutina a la que me estaba acostumbrando, durante dos meses llegaba antes de las ocho y lo encontraba en la cocina preparando el desayuno de punta en blanco y siempre con una cobija sobre sus piernas, para mí era admirable que viviera en aquel lugar completamente solo y que aun así fuera totalmente independiente en su situación, siempre lo encontraba recién bañado, bien vestido y sentado en su silla con una cobija gruesa que le cubría las piernas.Para ser honesta me intrigaban muchas cosas el estado de sus piernas o cómo hacía para bañarse solo pero mucha curiosidad no se lo iba a preguntar, sin embargo, estaba muy impresionada con su ética de trabaj
Sus labios eran suaves pero exigentes, su lengua rozaba la mía como una breve caricia, estaba perdida, no había sentido nada igual, una conexión instantánea eso de lo que tanto lees en las novelas y vez en las películas como si el mundo se alineara en un momento perfecto, o se despetara algo en tu alma que se encontraba dormido, puede parecer un cliché pero así lo sentí, pero tan intenso como empezó así mismo se detuvo, yo tenía los ojos cerrado y cuando los abrí, de inmediato entendí que dudaba.—Adriana creo que…No quería que terminara la frase y se perdiera la magia de lo compartido por lo que no le deje hablar, —Michael no necesitas decir nada, creo que debemos tomarnos el fin de semana para olvidarlo, con tu permiso me iré de inmediato—, y sin esperar respuesta tomé mi cartera y me fui de allí, a mi espalda escuchaba su voz llamándome, no lo vería hasta el martes lo que nos daría la oportunidad a ambos de reflexionar, aunque si era honesta conmigo misma a pesar de la desilusión
Nerviosa me levanto temprano, la verdad no he dormido muy bien en primer lugar porque ese beso me ha dejado turbada y simplemente no logro olvidarlo y por otra parte está su rechazo y el hecho de que es mi jefe que no deja de atormentarme, me visto sin mucho afán y antes de la hora citada estoy frente a su puerta, como siempre me abre la puerta un bip pero hoy a diferencia no se que esperar me siento un poco tímida ante la situación, como si todo hubiese cambiado entre nosotros, en nuestra rutina y creo al ver su ojos cuando al fin se encuentran con los míos que él se siente igual.—Buen día Michael.—Buen día a ti también, por favor ven a sentarte junto a mí, tomemos un café.Voy hasta él y me siento en el sofá a un lado de su silla de ruedas, Michael tiene preparada en la pequeña mesa un desayuno sencillo para ambos pero por mucho que intento contener mi lengua soy la primera en hablar, —Por favor te pido, que no me digas que lo de ayer fue un error, no comiences por allí la convers
Al llegar a mi casa analizo una y otra vez mis opciones, sin duda Michael me ha sorprendido lo cual me molesta un poco, como adulta debí ponerme en su posición y pensar más allá de la emoción de ese beso y de lo que venía sintiendo desde hace algún tiempo por el, debí leer las señales de que mi interés por mi jefe estaba cambiando y también sobre las consecuencias de alentar esa emoción, ¿qué estaba pensando que de un momento a otro gracias a mi beso se levantaría de la silla y caminaría junto a mi? O si realmente estaría dispuesta a traspasar las barreras necesarias para que pudiera funcionar.Para ser honesta por mi mente no pasó los cálculos necesarios para entender su condición, me deje llevar una vez más por el romanticismo y el hecho que Michael me tiene cautivada con su inteligencia, formalidad, su rostro y hasta la manera en que sus manos me tocan, pero por extraño que parezca no pensé en como sería tener sexo o si quiera si podía excitarse, debajo de la gruesa cobija no sabía