Los días pasaron, la situación de Cristian no cambiaba, la mafiosa pidió a Rafaela que la trasladarán a la mansión Almanza, el lugar que consideraba su hogar, los ruegos de Adriano y las súplicas de Thonathiu para no ser abandonados no fueron escuchadas por Cristian, ella estaba convencida que la relación de tres que llevaban era perjudicial para su vida, además todavía seguía igual y no iba a condenar a los hombres que amaba a llevar una vida incompleta, para los lobos tener una vida sexual activa era fundamental

Rafaela también había decidido regresar a los Estados Unidos a seguir manejando el negocio familiar, siempre había sido una mujer independiente y no iba a dejar de serlo a estás alturas, además la mafiosa no iba a dejar a su padre solo, él se apoyaba mucho en ella, Rodolfo Almanza confiaba ciegamente en su trabajo

En la mansión Ferragamo, un exaltado Bruno se negaba a una petición de Rafaela

¡Definitivamente no, Rafaela! no me mudaré a vivir a la mansión Almanza, nuestra vid