— ¡¡!MIAAAAA!!! el Náhuatl Alejandro, le susurraba a la bella Alfa Baily, al oído, había encontrado a su tan anhelada pareja destinada en una fortaleza en el medio oriente en medio de una guerra, era para morirse la forma en la que la diosa luna le mostró a su destinada

Fue sorprendente para el Náhuatl, como la Alfa se movió con destreza y cambio de lugar, ahora era ella quien le susurraba al oído

— ¡¡¡MIOOOO!!! eso solo lo podía hacer una loba Alfa, de no serlo solo se dejaría tomar, pero en cambio esa hermosa y a simple vista inocente loba, quería tomarlo y dominarlo ella a él

La habitación de Alejandro estaba muy cerca, así que sin perder tiempo la encerró en ella y comenzó a besarla, su aroma lo tenía a punto del descontrol, sus besos le sabían a lo más delicioso que había probado en su vida, las prendas de ropa desgarradas fueron cayendo de a poco, el llamado los hacía querer tenerse, poseerse

El Náhuatl, a pesar de ser cruel y despiadado en la guerra, ahora mismo estaba siendo