Al día siguiente Vladimir bajó al despacho, después de quedarse por quién sabe cuánto tiempo observando el rostro sonrojado de Bruna, sus sensuales labios hinchados por besarlo, le parecían encantadores, el vampiro dejó escapar un suspiro, todo el tiempo que había esperado a que su reina florecita en una bella mujer , había valido la pena

El vampiro, sabía lo que se le venía de Bruno, ese lobo si que era demasiado celoso y controlador, no había permitido que se le acercara a Bruna desde que tenía diez años, con todo y que le costó demasiado, cumplió con la petición del padre de su alma gemela, pero rompía las reglas de vez en cuando y la observaba de lejos cuando estaba en el colegio Eternal Palace

Bruna despertó un poco confundida, quiso ponerse de pié, pero un ligero dolor en el cuerpo la regresó de nuevo a la cama

¡carajo, quién diablos me atropelló?. - los recuerdos llegaron como flashes a la memoria de la loba, cada beso, cada caricia, cómo Vladimir la hizo mujer... su mujer. - ¡d