La gata Montez da a luz
En la mansión Ferragamo, los Alfas Angelo y Andriu, seguían tratando de convencer a sus lunas que no era un buen momento para viajar, ellas se habían puesto muy sentimentales y habían llorado a sus Alfas

— ¿De verdad vas a llorar por qué no quiero que vayas a ese viaje, Cecil? ¿por qué me haces sentir como el malo del cuento?

— Nunca me dejas salir, me tienes encerrada todo el tiempo en esta gran mansión, ¿por qué eres tan inflexible, Angelo? parece que mi opinión no cuenta para nada en esta relación — la hermosa osa embarazada, se abrazaba a la almohada

— Por supuesto que tú opinión cuenta, somos una pareja, Cecil, pero piensa un poco en el cachorro, si algo les pasa allá lejos, voy a volverme loco de la angustia, no podré dormir, ni trabajar, por qué estaré preocupado por ustedes a cada momento, no seas caprichosa y entiende que no los dejo ir por su propio bien

— ¿Es tu última palabra? — preguntó la osa grizzly

— Es mi última palabra, luna, no saldrán de aquí hasta que el cachorro
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