Natalia miraba a Fabiola con ojos incrédulos.

—Fabiola, me estás tomando el pelo, ¿verdad? Tu esposo es tan guapo y además es un ejecutivo de Grupo Sánchez. ¿Sabes cuánto se disputan a los hombres como él en el mercado matrimonial?

Fabiola: —Realmente no lo sé.

Después de una explicación detallada por parte de Natalia, Fabiola se dio cuenta de que Benedicto ya no era una persona común entre la gente común, sino un verdadero triunfador.

La razón por la que siempre lo encontraba común es que lo comparaba con los hijos de familias ricas y nobles, y con los ricos de varias generaciones. En comparación, Benedicto realmente no tenía ventaja.

—Además, las chicas de hoy en día no solo miran la cartera de los hombres, sino también su apariencia. Incluso si tu esposo fuera pobre, muchas estarían dispuestas a gastar dinero en él por su apariencia.

Fabiola: —¿Qué?

—Fabiola, se nota que no sigues el mundo del entretenimiento. ¿Sabías que incluso una estrella del entretenimiento no muy guapa puede e