Capítulo 376
Fabiola mordía su pan, manteniendo su cabeza agachada. Algo cayó en su porridge, y parpadeando fuertemente, logró articular una respuesta forzada: —Mmm.

—¿De verdad no estás enojada? —preguntó Benedicto, agarrando sus cubiertos con fuerza.

Fabiola mordió otro pedazo del pan, secando discretamente una lágrima con su dedo: —¿Te refieres al asunto de la empresa?

—¿Por qué no me dijiste algo tan importante antes?

Benedicto apretó los cubiertos con fuerza, la emoción inundándolo, su voz temblaba: —Porque... no sabía cómo decirte.

Los ojos de Fabiola se llenaron de lágrimas nuevamente.

Ella aceleró el proceso de tragar: —Cuando dijiste que querías renunciar, ¿ya sabías que regresarías a casa para tomar las riendas del negocio familiar?—

Benedicto se quedó en silencio.

Realmente no había pensado en eso.

Su idea inicial al renunciar era poder iniciar su propio negocio y así mejorar la calidad de vida de Fabiola.

Se tocó la nariz, frunciendo el ceño.

Una mentira llevaría a muchas más.

Pero no i
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