Capítulo 362
Sin embargo, este método estaba perdiendo efectividad. Siempre terminaba recordando a Benedicto, aunque fuera por una palabra o una hierba. Cualquier cosa podía hacer que su mente, que apenas descansaba, pensara en él.

Fabiola nunca supo que Benedicto ya había echado raíces profundamente en su corazón sin que ella se diera cuenta.

Pero precisamente por eso, estaba aterrorizada.

Anteriormente, Cedro también tenía que viajar al extranjero por trabajo, y podía pasar varios meses sin verlo. Pero nunca había anhelado a Cedro como ahora, y siempre se alegraba cuando él decía que tenía un viaje de trabajo.

No fue hasta que comenzó a trabajar que finalmente entendió ese sentimiento...

La sensación de estar de vacaciones.

Pero no había pasado ni un día desde que se separó de Benedicto, y ya lo extrañaba desesperadamente.

Fabiola se levantó, se apoyó en la ventana del suelo al techo, y miró los vehículos y el bullicio abajo, frunciendo el ceño en agonía.

No se atrevía a pensar cómo enfrentaría s
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