Capítulo 348
Mario sonrió: —No hay problema, ah, por cierto, ¿dónde estás ahora?

Fabiola: —Estoy en casa.

Desde el otro lado vino un sonido sofocado.

Fabiola curiosa: —¿Qué pasa?

Mario se secó el agua de la boca: —No, nada…

Su pobre hermano otra vez había fallado en su intento.

No se podía negar, ¿era esto una señal del destino diciendo que no debía seguir intentando, que realmente estaban destinados a no estar juntos?

Mario sostenía el teléfono, indeciso sobre si debía llamar a Pablo para contarle esto.

...

Al día siguiente.

Después de recibir la noticia de que Benedicto había llegado sano y salvo, Fabiola simplemente respondió con un OK.

Esta respuesta tranquilizó tanto a Fabiola como a Benedicto.

Benedicto se tranquilizó porque Fabiola todavía le hablaba, aún había una oportunidad para arreglar las cosas entre ellos.

Fabiola se tranquilizó porque desde que supo que Benedicto se había ido, había estado preocupada por él.

Al fin sabía que estaba a salvo, y eso la calmaba.

Le respondió también por
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