Capítulo 269
Él estaba sentado en el coche, levantando la cabeza de vez en cuando para mirar hacia la entrada del hospital, probablemente esperando al director.

Fabiola, con sus tacones altos, se acercó al coche.

Pedro reconoció a Fabiola de inmediato: —Señorita Salinas.

Fabiola asintió ligeramente: —¿Podemos hablar un momento?

—Estoy esperando a alguien.

—Lo sé —dijo Fabiola, sacando un documento y lanzándoselo a Pedro. —¿Puedes explicar de dónde viene el elevado costo anual de tu atención médica?

Pedro se alarmó al ver el documento, pero se calmó rápidamente, con un tono algo arrogante: —Un pariente me lo dio, ¿hay algún problema?

—¿Gaspar es tu pariente? Eso es nuevo para mí.

Fabiola dijo esto y le lanzó la segunda hoja de transferencias bancarias.

Aunque se usaron diferentes números de tarjeta para cada transferencia, todas llevaban a una persona: Gaspar.

El rostro de Pedro se puso muy tenso. Intentó arrancar el coche, pero por los nervios no lo logró.

Tuvo que secarse el sudor de la frente: —S
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