Capítulo 195
Benedicto abrazó a Fabiola: —No he esperado mucho, ¿tienes hambre?

—No, ¿y tú?

—Un poco.

No había comido mucho en el hotel.

—¿Qué te gustaría comer? —Fabiola se dejó abrazar, incluso se acurrucó más en sus brazos.

Sus brazos eran cálidos.

—¿Y tú?

Fabiola sonrió: —Ya te dije que no tengo hambre.

—Pero siempre, tus necesidades son lo primero para mí.

Fabiola se sorprendió, y luego sonrió con ironía: —No soy tan importante, ¿qué te gustaría comer?

Benedicto enderezó los hombros de Fabiola, mirándola seriamente.

—¡Eres muy importante! Para mí, tenerte es vivir, sin ti es como estar muerto.

Fabiola tembló, mirando a los ojos de Benedicto.

Esos ojos eran profundos como el mar, pero Fabiola no podía encontrar ninguna impureza en ellos.

—¿Realmente soy tan importante?

Benedicto la abrazó más fuerte, su cuerpo temblando ligeramente, su voz etérea bajo el cielo nocturno: —Sí, eres muy importante. Así que, pase lo que pase, no me dejes, ¿de acuerdo?

Fabiola apoyó su rostro en el pecho de Benedict
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