Capítulo 185
Benedicto apoyó su nariz en el hueco del cuello de Fabiola, oliendo la fragancia familiar. En su mente, pasaron imágenes de las diversas situaciones entre Ana y Gaspar respecto a Fabiola en este tiempo.

No podía imaginar cómo este cuerpo frágil había soportado la traición de sus padres.

Él abrazó a Fabiola con más fuerza.

—Está bien, solo quiero abrazarte.

El corazón de Fabiola tembló ligeramente al ser acariciado por el olor familiar.

Se dejó abrazar por Benedicto.

La quietud fluía entre los dos, como cintas invisibles que envolvían dos corazones distantes pero entrelazados.

Al compás de los latidos de Benedicto, los párpados de Fabiola comenzaron a luchar.

De repente, una sensación de frescura se extendió desde su clavícula.

Fabiola se asustó, y el sueño se desvaneció de inmediato.

Al abrir los ojos, vio a Benedicto mordiendo su clavícula suavemente.

—¿Eres un perro?

Fabiola perdió ante él.

Benedicto levantó la mirada y acarició la hermosa marca roja en la clavícula: —A partir de aho
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