Capítulo 170
Alejandro no estaba de humor para salir: —No tengo ganas de ir.

Benedicto no perdió el tiempo en charlas innecesarias con Alejandro, colgó el teléfono y le envió la dirección.

En menos de una hora, los dos se encontraron en el bar.

Alejandro había reservado una sala VIP privada. Al ver a Benedicto entrar solo, frunció el ceño: —¿Por qué vienes solo?

Benedicto sacó un cigarro de su caja, lo encendió y se acomodó perezosamente en el sofá: —¿Esperabas a más personas?

—¿Fabiola no vino contigo? ¿No le importa que vengas a un bar?

Benedicto, con el cigarro entre los labios, respondió con indiferencia: —Ella no sabe que vine.

—¿Otra vez discutieron?

Benedicto encendió su encendedor, la luz brillante iluminaba su rostro intenso. Bajó la mirada, ocultando sus ojos bajo sus largas pestañas, y murmuró algo indescifrable.

—¿Por qué discutieron? —Alejandro se acercó con curiosidad.

Benedicto exhaló una bocanada de humo, sin decir nada, solo sonrió ligeramente: —Siempre se dice que los hombres son
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