Incluso el camarero estaba aturdido por la imprudente forma de beber de Fu Jingyun. Nunca había visto a alguien beber así.

Efectivamente, después de un trago, Fu Jingyun tosió violentamente. Su expresión se volvió aún más fea.

El fuerte licor se deslizaba por su garganta y le quemaba el estómago.

Sin embargo, el malestar no era comparable con el dolor de su corazón.

La mirada de Jiang Sese antes de marcharse se repetía en su mente.

Distante y alienante.

En ese momento, una mano suave le dio un golpecito en la espalda.

El camarero le lanzó una mirada de asombro. Esta mujer era realmente valiente para atreverse a provocar la ira de Hades.

Fu Jingyun se sentía tan mal que estuvo a punto de vomitar allí mismo. No podía molestarse ni un poco por el golpecito en su espalda.

"Pobrecito".

La suave voz de la mujer fue como un trueno para los oídos de Fu Jingyun, incluso en el ruidoso bar.

Fu Jingyun levantó la cabeza bruscamente, apretó los dientes y fulminó con la mirada a la mujer.