La mención de Jiang Zhen de su madre irritó a Jiang Sese. Ella lo miró fijamente. "¿Qué le hiciste a mi mamá?"

Ella estaba comenzando a entrar en pánico. Su madre era su única familia en este mundo.

Jiang Zhen sonrió ante su reacción y su tono se volvió vagamente amenazador.

"Ella está bien ahora, pero si no me escuchas, no puedo prometerte que seguirá estando bien".

Luego se fue, tan seguro de que ahora podía controlarla.

Estaba a punto de ponerse histérica.

Dejando a un lado otros pensamientos, cerró la puerta de golpe y se dirigió directamente al hospital.

Sus emociones eran un desastre mientras se sentaba en el taxi.

"Señor, ¿puede ir más rápido? Tengo prisa".

El taxista dijo impotente: "¡Jovencita, ya estoy acelerando! ¡La seguridad es lo primero!"

Una Jiang Sese de aspecto preocupado apretaba su ropa. Inquietud, terror, todo tipo de emociones llenaron su corazón.

Después de un momento, sacó su teléfono y llamó a Qin Yang. La suave voz del hombre pronto llegó a sus oído