"¿Fue hoy un mal día para salir de casa?".

Esa fue la idea que pasó por la cabeza de Jiang Sese cuando salió del centro comercial de la mano de Xiaobao y vio a Lan Sichen caminando en su dirección.

Bajó la cabeza, pensando en fingir que no lo había visto.

Por desgracia, Lan Sichen no captó la indirecta.

"Sese".

Los ojos de Lan Sichen se iluminaron al ver la figura familiar y no pudo evitar acelerar sus pasos.

Cuando la alcanzó, no pudo ocultar la emoción en su rostro.

"¿No puede fingir que no me ha visto?".

Jiang Sese puso los ojos en blanco. No tuvo más remedio que levantar la cabeza y mirarlo con un rostro impasible. "Eres tú".

Su indiferencia hizo que Lan Sichen sintiera un dolor en el pecho.

Antes, ella siempre sonreía cuando lo veía y era tan gentil y dócil.

Desde que ocurrió aquello, se volvieron más distantes que extraños. Cada vez que se encontraban, las cosas se ponían feas.

"¿Cómo has estado? He oído que te has lesionado. ¿Fue grave? ¿Te has recuperado?".

Las pal