Mo Tingfeng se acercó a Qin Wushuang y, mientras la ayudaba a levantarse, le preguntó preocupado: “¿Estás bien? ¿Estás herida?”.

Qin Wushuang estaba pálida pero sacudió la cabeza. “Estoy bien. No te preocupes. Ocupémonos primero de las cosas de aquí”.

“No seas ridícula. Te llevaré al hospital”.

Mo Tingfeng sabía que era fuerte, pero a pesar de sus objeciones, la sujetó por la cintura y salió por la puerta.

Al ver esto, Vivian dijo rápidamente: “Espere, comandante Mo... ¿Y yo qué?”.

Mo Tingfeng se detuvo y volvió a mirarla con expresión fría. “¿Ahora tienes miedo?”.

Ella abrió la boca, pero no pudo responder.

Realmente tenía miedo. El ataque de hace un momento fue demasiado fuerte. Si no fuera por la protección de la policía, no sabía si habría sobrevivido.

Aunque quisiera salvar su orgullo, por el momento no podía decir nada para refutarlo.

Mo Tingfeng miró a sus subordinados y ordenó: “Escóltenla”.

El subordinado asintió y le dijo a Vivian: “Sígueme”.

“De acuerdo”.

Vivian