La subdirectora del departamento de planificación tenía un despacho independiente y, naturalmente, Jiang Sese no escuchó los comentarios de los empleados.

Después de que Gu Nian dijera al departamento de recursos humanos que se encargara de los trámites de entrada, volvió al despacho del director.

Nada más salir, sonó el teléfono fijo de la línea de Jiang Sese.

Jiang Sese se sorprendió. Miró el número de la llamada y no pudo evitar reírse. Entonces dijo: “Presidente Jin, ¿en qué puedo ayudarle?”.

Al oírla saludarlo tan formalmente, Jin Fengchen, al otro lado del teléfono, sonrió con gran interés. “¿Cómo te sientes?”.

“Bastante bien. Sin embargo, quizás no me lleve bien con mis colegas por un tiempo, y todavía siento algunas molestias de vez en cuando, pero intentaré hacer todo lo posible para encajar”.

“No tienes que pensar tanto, haz lo que quieras. Dime si hay algo, no te fuerces”.

“De acuerdo, Presidente Jin, no lo defraudaré”. Jiang Sese sonrió dulcemente.

Como ahora tenía