Después de colgar, Mo Tingfeng no pudo dormir.

Pensó en ello y sintió que salvar a la gente realmente era algo inaplazable.

Se levantó directamente de la cama, sacó su teléfono móvil y llamó a su superior: “Jefe”.

“¿Mo Tingfeng? ¿Por qué me llamas tan tarde? ¿Qué pasó?”. Preguntó el comisario Jiang al otro lado del teléfono con cierta sorpresa.

El comisario Jiang era el superior directo de Mo Tingfeng, y también su maestro que lo introdujo al departamento. Siempre trató a Mo Tingfeng como su protegido.

Sabía que Mo Tingfeng no era una persona insensible. Dado el conocimiento que tenía de él, debía haber una buena razón para que llamara tan tarde.

“Siento molestarlo tan tarde jefe, pero es realmente urgente. Accidentalmente conseguí la información sobre la investigación y el desarrollo de un antídoto contra este, así que quiero solicitar que el medicamento salga al mercado lo antes posible”.

“¿Virus?”.

El Comisionado Jiang quedó sorprendido. “¿Qué virus? Dame más detalles”.

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