Liang Xinwei no esperaba encontrarse con Fang Yuchen en esas circunstancias.

Llevó a Anan a la librería del centro comercial y planeaban irse después de comprar dos libros.

Se encontró con Fang Yuchen y Ye Xiaoyi en cuanto se abrió la puerta del ascensor.

Cuando Ye Xiaoyi la vio, rodeó rápidamente a Fang Yuchen con su brazo, le levantó la barbilla y la miró triunfante.

Liang Xinwei ignoró el ligero dolor de su corazón, asintió y luego condujo a Anan al ascensor.

“Hola, Tío Fang”, saludó Anan cortésmente a Fang Yuchen.

Fang Yuchen le sonrió. “Hola”.

Su mirada se posó en Liang Xinwei, que estaba de espaldas a él, y sintió una pequeña emoción.

Ye Xiaoyi miró fijamente la nuca de Liang Xinwei, las comisuras de sus labios se curvaron mientras decía deliberadamente con coquetería con una voz medio alta: “Yuchen, ¿comemos después?”.

Al escuchar esto, Liang Xinwei frunció ligeramente el ceño.

“Cómo sea”.

Sus palabras indiferentes revelaron que Fang Yuchen no estaba de buen humor.

Y