Sebastián permanece sentando en su oficina observando los detalles del proyecto que ha creado, una jugada ambiciosa que le hubiese gustado poder planear junto a Lucía, pero las cosas ya no son como antes. Han dejado de ser los amigos íntimos, los socios que se complementaban, con suerte quizás podrán al menos ponerse de acuerdo para poder llevar esa compañía adelante independientemente de sus problema personales. O al menos eso quiere creer, ciertamente no le resultó fácil el tener que plantear esa moción para remover a Lucía de su puesto, pero era lo que se tenía que hacer, ella poco a poco estaba comenzando a afectar no solo su desempeño, sino incluso la imagen de la empresa. Y si no se actuaba de manera rápida, luego sería demasiado tarde como para poder arreglar el problema.
—He mirado el proyecto, y la verdad es que resulta muy prometedor. Sin embargo, es una apuesta arriesgada, exige una inversión que nos dejaría en el límite, y puedo asegurarte que eso no le hará—¡Esto es increíble! —refunfuña Alexander lanzando una carpeta encima de su escritorio, cubriéndose el rostro con las manos mientras suelta un suspiro cargado de frustración. El empresario se muerde el labio inferior al no ser capaz de concentrarse en leer ese informe, de hecho ni siquiera es capaz de formular un solo pensamiento que no tenga que ver con Antonia. Simplemente es incapaz de quitarse de la mente a esa muchacha y su indiferencia después de haber pasado la noche juntos, lo cual casi le parece un insulto a su virilidad, sobre todo porque es algo que jamás le ha sucedido. —¿Acaso el cazador ha sido cazado? —se plantea Alexander poniéndose de pie y caminando por su oficina meneando la cabeza ante tal posibilidad, algo así podría llegar a considerarlo de una mujer como Lucía, pero no de una simple muchacha. Al acercarse a la ventana el empresario se encuentra con que Antonia se haya hablando con la secretaria de él, sin poder evitarl
—¿Cómo estás, jefe? ¿Llegaste a extrañarme? —pregunta Lucía entrando a su antigua oficina en donde Sebastián sentando detrás del escritorio la mira sorprendido. —Hola, Lucía, no te esperaba tan pronto por aquí, creí que tus vacaciones adeudadas llevaría más días —murmura el empresario sin ningún tipo de emoción en la voz. —Ya me conoces, no soy capaz de mantenerme lejos del trabajo por mucho tiempo, es lo que ha ayudado a llevar a esta compañía al lugar en el que se encentra, mi dedicación —sostiene la mujer sentándose con una sonrisa falsa gente a su compañero. —Nuestra dedicación, ambos hemos trabajado para llevar esta compañía a la cima, y sinceramente espero que sea lo que seguiremos haciendo —plantea Sebastián dejando en claro que no tiene interés en lidiar con la victimización. —Por supuesto, por eso estoy aquí, para seguir trabajando. He oído que quieres encargarte lo que hacía Leo luego de los eventos, ¿Acaso es un intento de c
—¡Una renovación! ¡Sebastián y Lucía van a renovar toda su maquinaria para lograr entregar sus productos en la mitad del tiempo, eso nos va a arruinar! —exclama Antonia entrando a la oficina de su Jefe alarmada.—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —pregunta Alexander frunciendo el ceño no solo por la información sino también por la manera en que esa muchacha ha logrado conseguirla.—Tengo una fuente confiable, pues yo sí me preocupo en llevar esta compañía hacia adelante, algo que creí te encargarías de hacer —masculla la joven disgustada tomando asiento frente a su Jefe.—¿Y qué te hace pensar que no lo estoy haciendo? En solo unos días he cerrado tres contratos más que tú, con empresarios y compañías mucho más importantes que Flores. Así
—¿Un café para hacer más pasable la mañana? —ofrece Samuel extendiendo un vaso de Starbucks sobre el escritorio de su compañera. —¿Tan mal me veo? —responde Bárbara con una sonrisa divertida en los labios tomando el vaso con una mirada de gratitud. —No, claro que no. Pero he notado que esto del cambio de Jefes te parece haber estresado un poco, ¿Ese tipo de cosas son comunes? Es decir, ¿Debería acostumbrarme a esos cambios repentinos? —pregunta el muchacho con cierta inquietud ya que le había agradado trabajar con Sebastián. —No, en realidad no es nada común. De hecho a mí me ha tomado tan de sorpresa como a ti, no creí que fuese posible que Lucía dejara de ser la Jefa —murmura la mujer bebiendo un sorbo de su bebida caliente que la hace cerrar los ojos con gusto. —¿Crees que ahora me tocará a mí trabajar con ella? Eso me tiene bastante nervioso, sobre todo porque me sentí a gusto trabajando con Sebastián, y supongo que ahora que él es
Sentada a la mesa de un restaurante italiano, Lucía mira por tercera vez su celular solo para cerciorarse que aun no ha recibido la llamada que ha estado esperando con tanta impaciencia. Pues tal y como le dijo a Sebastián, si bien no tomará medidas contra él, si lo hará contra los integrantes de la Junta que le dieron la espalda a ella que les ha estado llenando los bolsillos durante todos estos años, cometieron el error de morder la mano que les daba de comer, y por eso van a pagar el precio de ese error. —¿Por qué no llamas aún? ¿Acaso te echaste para atrás? —murmura la mujer esbozando una sonrisa al recibir los ravioles de ricota a la Pomarola que ha pedido. Solo espera no haberse equivocado al elegir a su nueva socia, sobre todo porque le ha parecido tener la agresividad que necesita para mantener a raya a esos chupasangres de los accionistas. Lo cual va a ayudarla siempre y cuando pueda mantenerla de su lado, ya que no debe dejar de considerar que
Con una taza de café en la mano, Sebastián mira a través de la ventana de su apartamento los vehículos que comienzan a circular por la calle en esa fría mañana. No es una visión demasiado interesante, pero lo lleva a pensar en cuan atrapada la gente está en su rutinaria vida. La alarma por la mañana, un desayuno rápido y comenzar a correr para ser parte de la absorbente maquinaría que gira los engranajes de una sociedad en agonía, caminando o conduciendo a través de la ciudad sin importarte quién se encuentra a tu lado, con la mente demasiado ocupada como para ser capaz de pensar hacer algo que realmente disfrutes. —Atrapados como un hámster en su rueda, creyendo que estamos avanzando, pero en realidad siempre permanecemos en el mismo lugar, siempre en el mismo penoso lugar —susurra el empresario apretando los labios con disgusto por esa existencia tan carente de sentido. Al recordar que estaba preparando tostados deja su momento de reflexión y abre la maquin
Sentado en el banco de madera del parque, Alexander observa a una joven pareja que pasea junta por la senda adoquinada que atraviesa todo el predio. Algo que lo hace recordar los paseos que solía dar cada tanto con su esposa y su hija, muy pocos a decir verdad, ya que incluso los fines de semana solía estar ocupado en los negocios como para poder brindarle un par de horas a ellos. —No tiene caso sentir remordimiento a esta altura, ya no hay nada que pueda hacer al respecto —murmura el empresario volteando el rostro para perder de vista a esa pareja y poder esfumar el recuerdo junto a la imagen de ellos. Y de todas maneras tiene cosas importantes de las que estarse preocupándose en vez de por el pasado que no puede cambiar. Después de todo ha sido por haber bajado la guardia que Samantha fue capaz de jugar con él y manipularlo a su antojo, a tal punto de ahora estar nuevamente en la compañía como socia, aunque teniendo la capacidad para decidir las cosas a su
—Sí, sé que dije que ya iba a retirarme para descansar, pero bueno ya me conoces, no pude tomar distancia de la empresa, vi la oportunidad de volver y ni siquiera lo dudé —dice Samantha hablando por teléfono mientras acomoda la cuchara de plata al lado de la taza de té que ha preparado esperando a su visita. —¡Eres una desquiciada del trabajo, ya tienes edad y dinero para irte a recorre el mundo en crucero llevándote contigo a todo el sexy equipo de polo del club! —exclama Daiana al enterarse de que no contará con la compañía de su amiga por las tardes para ir al club como esperaba. —No te preocupes, cuando decida hacer algo como eso te incluiré en ese plan —asegura la empresaria que ha decidido darle la noticia a su amiga para que se encargué de hacérselo saber a todo el mundo. —Ya puedo imaginarme la cara de Lucía en cuanto lo sepa, tan confiada que estaba que incluso se empezó a codear con tu socio, en serio me gustaría verla cuando se entere —