Capítulo 25

Decidí irme al cuarto, respire profundamente y me senté en la cama, tocaron a mi puerta por lo que fui a ver quién era, se trataba de Iris.

_ ¿Puedo pasar?

La dejé pasar, ella se sentó a mi lado y tomó mi mano, suspire profundamente y sonreí triste. Tonta de mí que pensó en algún momento que Alejandro iba a olvidar el supuesto error que cometí.

_ Anda, dime que soy una descarada que se mete con sus pacientes, puedo tolerar también tus ofensas, es una raya más al tigre después de todo.

_ No vine a ofenderte, me molesta que pienses así, Zaya en el corazón no se manda y no soy quien para juzgar a los demás

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