Capítulo 6
—Nunca supe que el cambio de expresión de la señorita Peralta fuera tan rápida.

Lucía la miró levemente, agarró su bolso y estaba preparándose para ir a la mansión de la familia Castillo. Aunque Cristian no iba, ella debía ir de todas maneras. Justo al llegar a la puerta, Lorena la detuvo. Cristian ya no estaba y no tenía por qué de seguir fingiendo ser inocente.

—¿Cuándo vas a divorciarte? —Lucía se veía sorprendida, sonrió antes de hablar.

—¿Señorita Peralta me está obligando a divorciarme siendo una colada?

—¡Tú eres la colada! —Se notaba que no le gustaba que la llamaran colada, por lo que su expresión se oscureció—. Lucía, si no fuera por tu culpa, yo debería ser la dueña de esta villa, no tú. Ahora Don Castillo ya falleció, nadie podrá protegerte. Si yo fuera tú, me divorciaría y me iría lejos con el dinero que me daría Cris.

—¡Señorita Peralta, que lástima que usted no sea la señora de esta villa!

Dijo indiferentemente ignorando su expresión. La esquivó y se dirigió a las escaleras. Nadie la podía lastimar, excepto Cristian. Lorena estaba acostumbrada a ser respetada, no podía soportar su ignorancia. La tiró fuertemente y dijo.

—Lucía, ¿cómo se te da la cara de seguir quedándote acá? Cris no te ama. ¿Qué sentido tiene seguir quedándote a su lado? —Al verla reaccionar de esa manera, Lucía sonrió.

—Si sabes que no le importo, ¿por qué estás tan nerviosa?

—Tú...

Lorena se sonrojó y no era capaz de decir nada. Lucía se acercó y con un tono calmado e irónico comentó.

—En cuanto al porqué de seguir quedándome a su lado… Él es tan hábil en esas cosas… ¿Crees que eres suficiente?

—¡Eres una desvergonzada!

La mirada de Lorena estaba llena de ira. Ni lo pensó, levantó la mano y empujó fuertemente hacia Lucía, quien estaba parada detrás de la escalera, casi sin pensarlo se movió y esquivó el ataque de la chica. Sin embargo, al siguiente instante Lorena no se pudo detener y se cayó de las escaleras.

—Ah...

Su grito sonó por toda la sala. Lucía ni reaccionó y fue empujada indiferentemente por Cristian. El hombre bajó las escaleras corriendo para ver a su amada tirada en el piso. Debajo de las escaleras, Lorena estaba acurrucada, sujetándose la panza. Estaba bien pálida y gritaba débilmente.

—Bebé, mi bebé.

La sangre se derramaba debajo de su cuerpo, la cual manchó gran parte de la alfombra. Lucía quedó petrificada. Ella... ¿Estaba embarazada? ¿Será de Cristian?

—Cris, mi bebé, mi bebé…

Lorena lo tiraba de la manga al hombre, repetía una y otra vez «mi bebé». Cristian estaba traspirando, su expresión era helada, llena de furia.

—Tranquila, el bebé estará bien.

La consoló, la levantó de los brazos y caminó rápidamente hacia la puerta. Dio unos pasos y se dio la vuelta. La expresión del hombre estaba bien oscura con ira.

— Lucía, mira lo que has hecho.

Sus palabras llevaban indiferencia, odio, disgusto y furia. Ella se quedó petrificada sin reacción alguna.

—¿No vas a darle una explicación?

Una voz sonó detrás de ella y la sorprendió, miró hacia atrás y vio a Iván. Intentando calmarse dijo.

—¿Explicar qué? —El doctor levantó las cejas.

—¿No tienes miedo de que él te culpe y malinterprete que fuiste tú quien la empujó? —Lucía bajó la vista y con tristeza expresó.

—Ya no importa si la empujé o no. Lo que importa es que su Lore se lastimó. Al fin y al cabo, alguien tendrá que hacerse cargo de lo sucedido.

—¡Que bien que lo piensas!

Iván bajó las escaleras, agarró su botiquín y se marchó, seguro se dirigía al hospital a verla.
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo