Regresar a mi rutina normal de universidad y cafetería se sintió extraño después de todo lo que habíamos experimentado. Sin embargo, era una parte esencial de nuestro plan para burlar a la Orden de las Sombras y mantener ocultos nuestros verdaderos objetivos.

Sentada en la cafetería, observaba a la gente a mi alrededor mientras esperaba que llegara Alexander. La ansiedad me consumía, pero sabía que ésta era la mejor manera de garantizar nuestra seguridad y acercarnos a la verdad.

Cuando Alexander finalmente cruzó la puerta, oculté mi felicidad y lo saludé con la mano, como haría con cualquier cliente. Nuestro plan estaba en acción.

Se acercó al mostrador y pidió un café, intercambiando unas palabras conmigo. Por difícil que fuera, necesitábamos mantener la distancia en público para evitar despertar sospechas. Sin embargo, nuestras miradas significativas revelaron el fuego que ardía entre nosotros.

Después de su pedido, se alejó y se sentó en una de las mesas, luciendo como un cliente