Capítulo 803
El tío Mendoza no tuvo tiempo de darles más explicaciones y se levantó para marcharse.

Lunia lo miraba preocupada, pero Solaris no la miraba a ella, sino que se quedó mirando la última pieza que el tío Mendoza había colocado en el tablero de ajedrez.

Sabiendo que era un callejón sin salida, Tío Mendoza dio un paso adelante.

Esta partida estaba condenada, sin importar cómo se jugara.

—Hermano...

Solaris había oído hablar de los piratas de boca de Hernán. Eran despiadados y malvados.

No tenían escrúpulos para cometer cualquier atrocidad con tal de obtener recursos. Eran los amos del mar.

Este barco de transporte de minerales se había convertido en su objetivo.

Probablemente el abuelo Mendoza había caído en grandes problemas esta vez.

Solaris solo se dio cuenta de el peligro, pero no tenía la capacidad de detenerlo.

Lo único que podía hacer era encontrar rápidamente a Hernán y escapar antes de que ocurriera algo.

A pesar de tener solo dos años, los niños ya entendían el significado de la
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