Mary

Cuando nuestros cuerpos se estabilizaron, simplemente no supe qué hacer o qué decir, sencillamente había sido espectacular, algo que superó las expectativas que en algún momento había llegado a imaginar. Mi cuerpo había sido devorado de la manera más explosiva que conozco, él se comportó como el amante ideal y aunque me cueste admitirlo, debo decir que hacer la otra vez es la primera que pasa por mi cabeza.

—Iré a ver a mi hijo —le digo sin sostener la mirada. Me puse de pie, y él de inmediato jaló mi brazo.

Lo sujeto con sutileza, tanta que me estaba quemando. ¿Cómo me salgo de este enrollo en el que yo misma me metí?

—¿No crees que debemos hablar? —me solté de su agarre inmediatamente, su tacto simplemente me quemaba, y a la vez provoca un poco de cosas en mí.

—No, efectivamente no creo que debamos hablar. Aunque no quiera llegar a admitirlo, sucedió lo inevitable, es normal que cuando dos personas sienten atracción, sucedan algunas cosas —sonrío, cuando termine de hablar—. Aho