Mary

Muevo mi cabeza cuando siento como ella se acerca a mí para hablar tan cerca de mi oído. Ella da una sonrisa de forma arrogante, y luego de nuevo se sienta en su silla. Me mira con prepotencia y luego me hace una seña con su mano para que me retire. Me giro sobre mis talones, pero allí caigo en cuenta que no tengo porque tolerar que alguien me humille de esa forma, en especial por ese hombre.

—Mire señora Ruby, lo siento pero no tengo porque permitir que usted me trate de esa forma, usted puede ser mi jefe, pero quiero que le quede claro que yo —dije, pero ella me interrumpe levantando su mano.

—Para ti, soy señorita Jones. ¿Está claro? y ese cuento de que no vas a permitir algo, es muy cliché. Así que la que no va a permitir absolutamente nada soy yo. Esta es mi empresa, esta es mi oficina y acá no vienes a exigir derecho de nada. ¿Claro? —Aprieto mis manos, esta mujer me está sacando de quicio.

—Señorita Jones ¿Mucho mejor? —ella asiente con su cabeza—. Mire a mi no me tiene