Capítulo 281 ¡Esta es mi esposa!
Tomás no sabía qué estaba planeando Felipe, pero al ver que ya había pasado un tiempo desde que salió del trabajo y aún no iba a comer, no pudo evitar preguntar:

—Señor, ¿no tiene hambre?

Felipe frunció el ceño sin decir una palabra. Tomás preguntó de nuevo:

—¿Quieres que te traiga la comida aquí?

Felipe volvió a fruncir el ceño y, sin poder contenerse, preguntó:

—¿Y Clara?

Tomás se quedó atónito por un momento y dijo:

—Yo, yo no lo sé.

Felipe no estaba contento:

—¡Haz que venga aquí!

Tomás se resignó. Salió corriendo y, rápidamente, volvió con la noticia:

—Señor, la señorita Rodríguez no está en la empresa.

—¿No está en la empresa? ¿A dónde fue?

—Según la recepción, alguien la buscaba y salió.

—¿Quién la buscaba?

—No lo sé.

—¡Si no sabes, ¿no puedes averiguar?! ¡Rápido, ve a averiguarlo!

Felipe gritó.

—Sí, sí.

Tomás asintió con la cabeza rápidamente y llamó a alguien para que averiguara la ubicación de Clara.

Pronto obtuvo la información: Clara estaba cenando en Se
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