Ella vio cómo el rostro de Bryson se ponía morado y su cuerpo luchaba. Sin embargo, los ojos de Zachary eran como cuchillos; no había señales de intención de soltarlo.

Charlotte envolvió sus brazos alrededor del brazo de Zachary, el que estaba usando para estrangular a Bryson, presa del pánico. “Zachary, despierta. Suéltalo… ¡Suéltalo!”.

Ella usó cada fibra de su ser, pero no pudo moverlo para nada. Zachary era tan fuerte que era como si estuviera hecho de metal.

Charlotte empezó a sudar frío. Se armó de valor y se preparó para morder el dorso de la mano de Zachary.

Justo cuando ella abrió la boca y lo mordió, Zachary relajó su agarre.

“Argh… ¡Cof, cof, cof!”. Bryson se hizo un ovillo mientras tomaba respiraciones hondas. Su ritmo cardíaco, que se había reducido hasta casi detenerse, estaba aumentando de nuevo.

Él sabía, sin lugar a dudas, que Zachary lo habría estrangulado hasta matarlo si Charlotte no lo hubiera detenido.

“Te dejaré vivir… por ahora”. Un tono frío y helado se