Empezar de cero

Capitulo 2. Empezar de cero.

Es media tarde llevamos todo el día en coche, siento mis articulaciones entumecidas.

No se las siestas que me he echado, en cambio mamá y papá se turnan para conducir.

-Ya estamos llegando me dice mamá dulcemente.

Miró por la ventana y a lo lejos veo un pueblo pequeñito rodeado de árboles. -Es un sitio bonito digo mientras estiro mis brazos.

Atravesamos el pueblo, y después de unos minutos papá estaciona el coche. Estamos parados en frente de una casita de madera no es tan grande como la otra pero se ve acogedora.

En la entrada tiene un pequeño porche y en el hay un balancín.

 - Te gusta pequeña. Dice mi padre pasandome un brazo sobre mis hombros. 

- Si, papá es perfecta para nosotros.

- Venga, entremos a verla, dice mamá pegándome pequeños empujones.

Hay una pequeña cocina y una sala un sofá y dos sillones. Y una mesa con cuatro sillas. Todos los muebles son de madera. La decoración es muy sencilla pero me gusta. Hay dos cuartos y un cuarto de baño.

- Tu habitación es la del final. Dice papá.

Me acerco giro la manilla y paso, tengo una cama de tamaño normal, un escritorio, un armario y un baño dentro.  Doy un pequeño grito.

Me encanta todo es sencillo pero no necesito más.

Hay una gran ventana en la pared, las vistas no pueden ser mejores dan a un pequeño jardín lleno de flores detrás de el solo se ven árboles y más árboles..

Guardo todas mis cosas, estoy cansada aunque no tengo sueño.

Mamá ha sacado unos sandwiches y unos refrescos. Nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer.

- Mañana empiezas las clases, dice papá mirándome fijamente.

 - Pero aquí no hay instituto esto es demasiado pequeño. Digo sorprendía.

 - No, no hay pero si hay una escuela en la que van niños de diferentes edades. Por lo que me han explicado hay dos clases en una llegan hasta los 12 años y la otra es de 13 a 17 años. Yo te llevaré mañana antes de ir a trabajar. Dice papá.

- Pero papá, dónde vas a trabajar. Pregunto curiosa.

-A unos poco kilómetros de aquí hay una central hidráulica. Sabes que soy ingeniero y cuento con experiencia.

Asiento con la cabeza. Recojo los platos de la mesa y me voy a mi habitación.

Me tumbo en la cama, abro mi libro y comienzo a leer.

Capitulo 2.

         Clasificación de los seres.

Este capítulo era muy corto básicamente explicaba que las sirenas viven en el mar, en los lagos o en el ríos. Esa parte la desconocía.

A los vampiros les gusta la oscuridad. Lógico digo para mi.

Los hombres lobos se transforman cuando quieren no como habían contado y no son salvajes controlan sus actos, pueden vivir en cualquier lugar al igual que los brujos.

Los duendes, elfos y hadas viven en los bosques. Y los trolls viven en cuevas pero les gusta pasar el tiempo debajo de los puentes.

Miro el reloj, son casi las doce. Me voy a dormir. Dejo mi libro al lado de la cama  me acomodo cierro mis ojos y comienzo a dormir.

Estoy de nuevo en el castillo sigo en la misma sala de la última vez, el hombre que antes me amenazaba yace tendido en el suelo con los ojos en blanco.

Tocó mi cara y una fina línea de sangre recorre mi mejilla, creo que sangro desde la ceja.

Hay una mujer, me hace una reverencia y me pregunta:

- Reina que hacemos con él?

- Póngalo en la entrada de la aldea, y haga correr la voz de que nadie que intente matar a la reina de las Brujas vivirá para contarlo”

Abro mis ojos de golpe, vuelvo a estar chorreando de sudor. Las visiones son tan reales me acerco al baño y veo sangre seca sobre mi cara hay pequeña herida sobre mi ceja derecha.

Ahora sí estoy asustada. Pero como? No comprendo. Le digo a mamá mientras tomo un poco de zumo para bajar la tostada.

Mamá, se rasca la nuca se la ve preocupada.

- Mi vida tengo que hacer unas llamadas, lo que estoy pensando no me gusta nada. Dice levemente preocupada. - Recuerdas algo más? Pregunta ansiosa.

- Mmm… Si espera se hizo llamar reina de las Brujas.

La cara de mamá está descompuesta no dice nada pero mis últimas palabras parecen haberle caído como un jarro de agua fría. Se despide y sale corriendo.

- Bueno, chiquitina nosotros también tenemos que irnos. Dice papá queriendo quitar un poco de tensión.

- Ya no soy chiquita!! El día menos pensado te doy nietos!!

Lo miro y está serio. Comienzo a reir y el hace lo mismo.

Que voy a darle nietos si ni si quiera me han besado nunca. Pienso y doy un suspiro.

Estamos en el coche, papá está parando y me indica donde ir.

Salgo del coche y antes de irme le pregunto que me voy a encontrar aquí.

Me dice de forma tranquilizadora que hay lobos, brujos, humanos y cree que un elfo.

- Aquí todos se toleran. Dice mandándome un beso y deseandome suerte.

En un edificio pequeño y antiguo es de piedra, que raro digo para mi. Todas las casas y edificios que he visto son de madera. Entro y me dirijo a un pequeño despacho.

Veo a una mujer mayor debe de tener unos 60 años, se ve bonita aunque su cara ya muestra arrugas. Esta sentada tras una gran mesa de roble.

- Buenos días, soy Amalia Perdquins es mi primer día. Digo con humildad.

- Bienvenida señorita Perdquins, doy la señora Adams pero puedes llamarme Ingrid ahora mismo le acompaño a su clase.

Caminamos unos pasos y entramos a una clase pequeña con varios pupitres  hay dos chicas y un chico en la clase creo que todos son más jóvenes que yo.

El profesor no para de mirarme sus ojos parecen cambiar a dorado.

Es un hombre joven, moreno de ojos verdes, es alto y fuerte. No debe tener más de 23 años. Noto como se acerca a mi.

De un momento a otro Ingrid lo saca arrastras de la clase, antes de cerrar la puerta me parece escuchar Mate. Que será eso me preguntó para mí? No le doy importancia y enseguida lo olvido.

Sigo parada en medio de la clase, una chica rubia de ojos azules me indica que me siente a su lado.

- Soy Hanna y tú? Dice mientras coloca su pelo detrás de una oreja puntiaguda.

- Soy Amalia encantada. Eres un elfo? Pregunto en voz baja.

Inmediatamente me arrepiento, pero qué he hecho mi primer día a mi solo se me ocurre preguntarle qué si es un elfo? Agachó mi cabeza con vergüenza.

-Si soy una elfo, Meredith es bruja y Hugo es un duende y tu de que tipo eres?Me sonríe de una forma cálida.

- Pues yo, yo…, Soy una humana. Todos me miran asustados pero continuo. – mis padres son brujos por alguna razón mis dones todavía no aparecieron quizás nunca lo hagan. Digo con tristeza.

 - Verás como si, todos dicen al unisono mientras me sonríen. Yo les devuelvo la sonrisa.

La puerta se abre y pasa de nuevo el profesor.

- Me disculpó Amalia, no se que me pasó antes. No volverá a pasar me siento tan avergonzado.

- No estoy molesta, no debe disculparse digo mientras le dedicó una sonrisa.

Otra vez esos ojos cambian, a sido tan rápido que apenas lo he podido notar o me lo habré imaginado.

Mi nombre es Robert García, pero puedes llamarme Robert.

Tiende su mano y yo la sujeto en forma de saludo una corriente atraviesa todo mi ser.

El se aparta de mi rápidamente. Pero que ha sido eso digo para mi.

Las clases pasan rápido, son diferentes y divertidas cada uno estamos en cursos diferentes y llevamos diferentes temarios.

- Es la hora del almuerzo, pueden salir o tomarlo aquí como deseen, dice Robert.

Un momento yo no traje nada? mi papá solo me dio dinero para comprar algo.

Todos comienzan a sacar sus almuerzos y yo me quedo parada.

- No trajiste  nada verdad? Dice Meredith

Yo asiento con la cabeza. Veo como todos me ofrecen parte sus almuerzos.

Estoy emocionada nunca nadie había echo nada ni si quiera parecido por mi. Mis ojos se empiezan a empañar.

- Gracias, está tarde les invito a un helado les parece. Digo ligeramente emocionada.

Después de terminar de comer salimos a un patio es pequeño pero muy bonito hay flores por todos lados. Hay niños corriendo y jugando deben de ser los pequeños digo para mi.

Nos sentamos en una mesa y comenzamos a hablar me cuentan que Hanna tiene 15 años, Meredith recién cumplió 16 y Hugo tiene 13 años.

Quien lo diría debe medir cerca del metro ochenta y yo que creía que los duendes eran pequeños. Tengo mucho por descubrir.

Las clases terminan me despido de mis nuevos amigos no sin antes quedar con ellos.

-A las cinco en la puerta de la heladería. Digo mientras comienzo a caminar en dirección a casa.

Siento como si alguien me mira pero no veo a nadie. Así que continuo mi camino.

Mamá ya estoy en casa!.

- Que tal fue tu primer día? Pregunta mamá curiosa

Le cuento todo excepto el comportamiento extraño del profesor, me veo radiante me siento feliz.

- Sabía que aquí encajarías perfectamente. He descubierto cosas hablaremos cuando tenga más datos. Te parece bien? Dice mamá.

-Como quieras, digo mientras me acerco a mi habitación.

Me acabo de duchar. Cepillo mi pelo es negro azabache está largo quizás lo debería cortar. Mi piel es muy pálida, mis ojos son grandes y negros mi cuerpo es delgado pero hay curvas en los lugares indicados.

- No me veo tan mal, no ganaría un concurso de belleza pero igual entre las diez primeras…

- Seguro que ganabas a todas, dice papá sonriéndome desde la puerta.

Los  dos comenzamos a reír.

-Papá me podrías dar algo de dinero, se que no es día de paga pero si quieres mañana podré cortar el césped, tirar la b****a…

- Toma y divierte con tus amigos.

Gracias papá eres el mejor le digo mientras le dejo un beso en la mejilla.

En unos meses terminaré las clases, me graduare y buscaré un trabajo. Voy diciendo en voz alta mientras camino por la calle.

Voy despistada como siempre no noto que hay alguien parado delante y choco contra él.

Por suerte el me agarra y no caigo al suelo.

- Lo siento, lo siento. Consigo decir estoy avergonzada.

Levanto mi cabeza y allí está otra vez él.

- Veo que además de inteligente Amalia también eres despistada. Dice Robert en un tono amable.

- Profesor Robert perdóneme.

- Robert, está bien. Dice él sonriendo.

Yo asiento, me despido con una mano de él y avanzo a la heladería todos están allí.

Compro los helados y los tomamos en un pequeño parque con un lago. Que bonito me recuerda a mi lugar favorito. Ahora va a ser este. Digo para mi.

La tarde pasa volando, lo hemos pasado muy bien.

Hoy a sido un día fantástico, no he recordado en todo el día, a esas personas que llamaba mis amigos ni si quiera a esa gente que me quería matar.

Me meto en la cama solo quiero soñar. Ojalá y está noche no tenga

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