La desesperación en su rostro. Enseñando sus colmillos con furia mientras apretaba sus dientes. Con su cuerpo herido, golpeado, luciendo un desastre de suciedad. Esa mañana bajo los primeros cálidos rayos del sol, Maray corría a toda prisa en ese profundo bosque. Un intenso "fuego" de odio y desesperación ardía en su corazón, llenándola de dolor y haciendo un lío de su mente. Con cada paso entre tierra, hojas secas y ramas, su dolor era mayor. ¡QUERÍA A SU PEQUEÑA NIÑA DE REGRESO! —¡REINAAA! —gritaba el hombre lobo que venía detrás de ella—. ¡Es arriesgado! ¡No puede ir sola, herida y sin ningún plan! ¡Morirá fácilmente, Reina! Las palabras de ese Beta, se desvanecían con el viento para Maray, que desesperada corría en dirección al territorio de Garra Dorada. —¡AAAHH! —Alfa Maray soltó un grito, cuando en un momento, Beta Aeron la alcanzó y derribó, encimando a esa mujer pelirroja (ya que el hechizo perdió su efecto). Maray quedó tumbada sobre la tierra, entre hojas seca
✧✧✧ Minutos atrás. ✧✧✧ —¿Quién es usted? —preguntó uno de los guardianes en la entrada de la mansión de Alfa Rezef. "Me juré que nunca más volvería a pisar este lugar a no ser que fuera para matarte… Rezef…" Pensó Maray soportando su furia. —Soy la Alfa Reina de Cielo Esmeralda y solicito una audiencia de inmediato con tu Rey Alfa. El hombre lobo sorprendido volvió a ver a otro y asintió. Este otro, se marchó a avisar a Alfa Rezef. —Venga conmigo, la llevaré a un salón de espera. Maray hizo tal como le indicó ese guardián y unos minutos después, regresó el mensajero, diciéndole que Alfa Rezef aceptó verla. La Reina Alfa, que nuevamente había utilizado su hechizo para ocultar su identidad, estaba únicamente acompañada de Beta Aeron que también ocultaba su identidad. Ella se levantó del sofá donde esperaba y Beta también, pero Maray se detuvo y volvió a verlo seriamente. —Tú no. Iré sola. ¡Beta se sorprendió en gran manera! « Reina. Tenga mucho cuidado, si algo p
Maray le dió un empujón a ese Alfa en ese momento, aunque ella lo hizo con fuerza, fue como si apenas le tocará y él retrocedió un paso, sonriendo altivo, la veía como si ella fuera poca cosa. —¿Tan debilitada te dejó el combate con Dalton? —le preguntó Alfa Rezef. Maray frunció el ceño, viéndolo sin titubeo. —No vine a hablar de esa batalla —le recalcó ella con firmeza. —Ya estoy maldito, una maldición más no hará la diferencia para mí —dijo con aburrimiento ese Alfa—. Estoy dispuesto a firmar tu extraño pergamino… PERO, lamentablemente tú no tienes nada qué ofrecerme~ tu ejército de lobos ni siquiera es tan bueno como se decía si no pudiste contra los guerreros de Garra Dorada~ —añadió Rezef burlista. Maray hizo sus manos en puños, soportando las ganas que tenía de darle un golpe a ese Alfa. En ese momento, él cepillo con su mano su oscura cabellera semi larga, viendo ahora altivo a Maray. —Sin embargo. Parece que sabes de hechicería y tienes conocimientos de otras r
—¡¿ESTÁS LOCO?! —alzó la voz, Maray, frunciendo el ceño— ¡Escuché que ya tienes una prometida! ¿Por qué querrías una "Luna temporal"? Alfa Rezef hizo una expresión de aburrimiento y posó su mirada en dirección a las ventanas. —La verdad, es que ella es mi última opción —soltó esas palabras con tal frialdad que sorprendió a Maray. Esa Reina Alfa sintió por un instante, una pequeña emoción en su interior. Rápidamente se reprendió a sí misma, luchando contra ese poderoso instinto que la ligaba a Rezef como mates. —Tabitha. Ella es mi pareja —continuó hablando Alfa Rezef—. Sin embargo, cuando mi mate huyó… Supe que despertó un don que realmente me interesa. La quiero de regreso, después de todo, ella es mía —expresó él seriamente. —No… —Maray tragó saliva con nerviosismo, intentando calmarse— No tiene sentido, ¿con qué propósito aceptaría ser tu Luna temporalmente? —Será únicamente "temporal" no exageres, todo terminará cuando acabemos con Dalton y me encargaré de que recup
—Ya que ese Beta no te ha marcado, es perfecto para mis intereses~ —sonrió ese ambicioso Alfa—. En lugar de buscar a mi loba en fuga, te daré el privilegio de ser su sustituta y darme un cachorro. Haré ese trato contigo y obtendrás lo que quieras, como ese territorio de… Alfa Rezef hizo una pausa en ese momento. Por su mente cruzó la pregunta: ¿Por qué ella llegó buscando el territorio de "Noche Carmesí" si la manada Cielo Esmeralda ya tenía uno propio? « Ray, ¿realmente estás seguro que no sientes a nuestra mate en esta hechicera? » , preguntó Rezef a su lobo, tratando de confirmar una vez más que no se trataba de esa loba que huyó 5 años atrás de sus garras. « Completamente seguro. Tú también lo sabes, es inútil seguir intentándolo… ¿Qué te hace dudarlo tanto? » , le respondió su lobo a Rezef. « No lo sé… Solo… No sé por qué no dejo de dudarlo… Tengo que tenerla cerca… No puedo dejarla ir… » , se decidió Alfa Rezef. —¿Quieres mi respuesta? —le preguntó Maray a ese homb
—Ahora sí, tenemos un trato de vida o muerte. Mi futura Luna sustituta~ —sonrió Alfa Rezef malicioso, para solo segundos después poner su dedo sobre el pergamino. Apenas la sangre de ese lobo fue absorbida… ¡Un resplandor iluminó toda la habitación! Alfa Rezef de inmediato hizo un gesto de dolor. —Agh… —posó él su mano sobre su pecho en el sector izquierdo. ¡Una horrible sensación de quemarse justo en ese sector! ¡Un agudo dolor que apenas le permitía respirar! Él comenzó a quitarse su camisa manga larga negra, hasta que vió la marca que había aparecido en ese sector de su pecho. —La maldición está activada. No pensé que este milenario pergamino, realmente servía… —dijo Maray que también hacia una expresión de dolor apoyando su mano en el sector de su corazón—. El que incumpla morirá y la marca te irá envenenando hasta matarte lenta y dolorosamente. —¿Así que es irrompible hasta que cumplamos todo lo escrito? —le preguntó él viéndola fríamente. —Exacto —mintió Maray sin titu
La apacible tarde envolvía con sus suaves rayos naranjas el destruido pueblo de la manada Cielo Esmeraldas. Los frondosos árboles mecían lentamente sus copas, produciendo un ligero murmullo con el choque de sus ramas, imponentes como testigos silenciosos de la reunión de los lobos alrededor de la Reina Alfa. —Connie está con Luna Plateada —confesó Alfa Maray. ¡El impacto en todos sus lobos fue inmediato! Habían acordado que ella visitara ese territorio, solo para darse cuenta de que eran los verdaderos enemigos. —¡HAY QUE ATACARLOS! —exclamó uno de sus lobos guerreros de inmediato. —¡Debemos recuperar a la princesa por la fuerza! —¡NO! —gruñó Maray, obligándolos a guardar silencio y escucharla atentamente. La Reina explicó su plan, lo que haría y por qué no podían atacar precipitadamente a Luna Plateada. Debilitados, con su nuevo territorio destruido, la mejor opción era aprovechar a uno de sus enemigos para destruir al otro y, en el momento oportuno, cumplir sus objetivos.
Con los primeros rayos del amanecer, Maray regresaba al territorio de Luna Plateada. Ella se reunió con Alfa Rezef en el jardín trasero de la mansión. La fresca mañana bañaba el jardín con una luz dorada y suave, creando un ambiente cálido. El olor húmedo y natural de las plantas y las flores impregnaba el aire. En el jardín, se alzaban glamurosos árboles de sauce llorón, cuyas ramas se mecían suavemente con la brisa matutina. Arbustos de diferentes tamaños adornaban el paisaje, luciendo una variedad de colores verdosos. Un sereno lago se extendía, reflejando los primeros destellos del sol naciente, sobre el, un puente elegante conectando las orillas y llevando a un espacio donde se encontraba un lugar techado para eventos. —No entiendo porqué me has pedido ser "Luna sustituta" si bastaba con lo del cachorro, es lo único que una bestia ambiciosa como tú quiere, ¿no?, un cachorro con habilidades especiales para dejar de ser inútiles —dijo Maray, altiva e imponente. La fría y