Mi estómago estaba hecho un nudo mientras bajamos las escaleras y entrabamos al inmenso comedor. Todos los rastros que eran común del depósito desaparecieron. Mientras que la parte de afuera del depósito se veía deteriorada y desolada, el interior estaba completamente remodelada. Una larga mesa se encontraba en el centro de la habitación, un par de jarrones claros con rosas rojas de sangre colocadas en boquilla. Mantuve mi vista hacia el frente, esmaltados ignorando mis alrededores. Las esposas de metal volvieron a mis muñecas, desconectandome de mi lobo y mi manaba. Noté a mi Padre a la cabeza de la mesa, con Holly sentada a un lado. Sus ojos tenían un destello de miedo dentro de ellos como ella notara mi presencia. Fingí no verla, fingí que no me interesaba.Tristán movió una silla hacia atrás para mí, y me senté casi robóticamente. Podía sentir los ojos de mi Padre en mí, restringiéndome y evaluándome. Si él tuviera una sospecha, él no las exteriorizaría. Tristán saco una silla f
No pude dormir esa noche. Mi mente se rehusaba a apagarse, especialmente ahora que sabía que podría ver a Asher nuevamente. Pellizcaba las esposas de plata en mis muñecas, deseando que Tristán los hubiera removido antes de irse. Necesitaba hablar con Asher otra vez, para escuchar su voz y así eso podría desaparecer la ansiedad de mi mente. Permanecí en el agujero entre el sueño y la consciencia, dando vueltas en la cama de felpa. La cama era cómoda, pero incluso con el material más suave no pude lidiar con la inquietud revoltosa en mis entrañas. La mañana llegó demasiado pronto, trayendo consigo la peor parte del día. No tenía más nada más que tiempo, y nada más que esperar hasta que el grupo de Asher llegara al depósito. Mi Padre y sus tropas estarían yéndose al atardecer, dejando la mejor oportunidad para que los hombres de Asher entraran y salieran sin tener una gran batalla.Después de horas acostada en la cama, perdida en mis pensamientos y preocupaciones, tocaron la puerta.
La voz de Asher iba y venía de nuestro enlace mental, sin duda alguna porque él se había sumado a la batalla. Podía escuchar la ira y la euforia en su voz, y mi ritmo cardíaco se disparó mientras mi ansiedad se arraigó. Mi piel se ruborizaba con una sombra roja brillante, y me quite la camisa mientras me movía. Cada kilómetro se sentía como horas, y para cuando el punto kilométrico de nuestro pueblo aparecía, estaba cerca de explotar. Sean nos contó acerca de nuestro plan de camino a casa, pero me despisté en la mayor parte de la conversación. Mientras estaba físicamente sentada en un coche en movimiento, estaba con Asher en todo momento. Nuestro vínculo ardía con fuerza dentro de mí, recordándome que él seguía vivo, a salvo, por ahora.Sean se detuvo en una pequeña gasolinera en las faldas del pueblo. Las luces del edificio cuadrado estaban apagadas, y no había ninguna persona a simple vista. Esta estación estaba técnicamente fuera del territorio de Asher, pero estaba lo suficiente
Mi madre me había advertido acerca de esto cuando era una niña. Era una forma de asegurar a los niños, para hacer el proceso de vinculación rápido. Justo después de marcar a tu pareja, la loba entraría en celo. Siempre variaba, algunas veces pasaba un mes después de ser marcada. El celo de una loba era corto, típicamente ocurría una vez al año. Mi mamá me dijo cuán brutal fue, como se sentía como si su cuerpo hubiese sido mojado en gasolina y prendido en fuego. Una vez crecí, ella me contó lo que me pasaría durante el celo. Que otros machos se darían cuenta, que algunos incluso podrían pelear por una mujer lobo.Sabía que lo que estaba sucediendo en el momento que el fuego comenzó a correr por mis venas, consumiendo mis células y saliéndome ampollas en mi piel. Había notado las señales antes, pero no lo había tenido. Tenía sentido ahora, el incremento en el calor corporal, los sofocos repentinos que había estado experimentando ya hace un par de días. Mi celo decidió venir en el peor m
AsherUna semana, una semana entera de planear nuestras rutas de escape, estrategias defensivas, evacuaciones seguras. El pasar de las semanas, sabiendo que Lola estaba en constante peligro, fue lo más difícil que tuve que soportar al volverme Alfa. Cada minuto sentía su ausencia del enlace mental entre nosotros, estaba a otro minuto más cerca de perder mi calma.El día en que Lola se entregó ella misma a su padre, Zeke me encontró en mi oficina. La mayoría de los muebles estaban destruidos, esparcidos por toda habitación con pedazos de papel. Nada de eso importaba. Ni el papeleo detallando las amenazas ni alianzas potenciales, ni la computadora – la cual tenía un sin número de correos entre otros Alfas que necesitaban asistencia. Zeke fue el único a quien le conté, la única persona además de mi Beta y Lola, quien tenía toda mi confianza. Zeke y mi Beta se las arreglaron para obtener mi atención, aclarándome las cosas antes de que nivelara la casa. No había nada que pudiera hacer en
LolaMientras la voz de Asher se desvanecía de mi mente, el celo que abarcaba mi cuerpo incrementó. Me sentía incomoda en mi propia piel, insoportablemente cálida y ansiosa. Me costó sentarme en el sedán, pero pude apenas mover mis miembros. Sabía que Maya estaba luchando para tomar el control, peleando contra sus instintos para poder darme un respiro de mi celo intenso. Mis ojos se revoloteaban hasta cerrarse, y yo anhelaba unos pocos minutos de inconsciencia, libre del celo abrasador.Cuando abrí los ojos, estaba los brazos de Sean, la delgada manta seguía cubriendo mi torso. Los ojos de Sean encontraron mi rostro mientras dejaba salir un largo quejido. Un susurro de una sonrisa se formó en la cara de Sean. Su entretenimiento solo se sumó a mi terrible malestar y mi mente confusa. No había nada que pudiese hacer más que dejar salir ligeros gruñidos.“Así de mal, ¿eh?”, Sean se rio entre dientes. En lugar de sonar frío y feroz, mis palabras salieron como gemido distorsionado.Una
Un mes después.Sentía que iba a enfermarme. Con cada minuto que pasaba, aceptaba cada vez más mi destino. Mi loba y compañera de toda la vida nunca me perdonaría si nos avergonzara de esa manera, pero la ansiedad retorció y revolvió mi estómago hasta que solo quedé llena de náuseas. Este era nuestro momento de brillar, una prueba que demostraría exactamente de lo que éramos capaces. Habíamos luchado contra salvajes, vampiros y un Alfa impetuoso o dos, pero nunca esto. Esto era completamente nuevo, en el mejor y peor de los sentidos. Dame algo contra lo que luchar y ganaré o perderé con orgullo, pero no estaba muy segura de poder manejar esto. Este sería el primer acto que nos impulsaría del rol de una simple mujer lobo al exasperantemente complejo papel de la Luna tríbrida. Era una posición codiciada, una que muchas lobas querían. Tenían una imagen glamorosa de la vida de una Luna en su cabeza. Uno en la que supervisarían a las mujeres de la manada y recibirían a su pareja cuan
Dos días antes del anuncio. "¿Estás seguro de que me van a aceptar?", pregunté por trigésima vez desde que pasamos el letrero que decía “Bienvenido a la ciudad de Llanura pinos. Todavía no había visto un solo edificio, casa o rastro de vida desde que pasé por ese letrero. Parecía no haber nada más que un bosque interminable, copas de enebros y pinos que subían poco a poco cada vez más a medida que subían por las laderas del terreno montañoso. El aroma de la savia y la tierra impregnaba el aire, mezclándose con la riqueza de los árboles y deslizándose a través de la rendija de la ventana mientras avanzábamos por la carretera. Los paisajes eran increíbles; paredes irregulares de tierra nos rodeaban mientras conducíamos a través y alrededor de las montañas. Habíamos estado conduciendo durante horas, pero no había captado del todo la inminencia de la situación hasta que vi el letrero, el cual me había recordado que nos estábamos acercando cada vez más a la capital de la manada de A