Capítulo 521
El asistente comenzó a decir "¡Enseguida!", pero Mateo lo interrumpió: —Déjalo, iré yo mismo.

...

Lucía estaba de pie junto al escritorio del asistente, cerca de los ventanales panorámicos. Se acercó a la ventana y se detuvo, contemplando el flujo incesante de vehículos bajo sus pies. Frente a ella se extendía una bulliciosa calle comercial, flanqueada por elegantes edificios de oficinas, y a lo lejos se podía divisar el río. Verdaderamente era un lugar donde cada metro cuadrado valía oro.

Cuando la empresa comenzó, sin fondos ni contactos, la oficina estaba ubicada encima del sótano donde vivían, en un apartamento residencial de dos habitaciones y una sala. Aunque era modesto, al menos tenía ventanas luminosas y una pequeña cocina. Como empresa emergente, era muy pequeña: además de Mateo, solo había cinco empleados, todos técnicos. Ni siquiera podían soñar con contratar recepcionista, contador, cajero, personal de finanzas o recursos humanos... no había dinero para ello.

¿La solución?
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