Capítulo 505
Manuel suspiró resignado. —Ya está —dijo apagando el secador.

Paula se pasó la mano por el pelo - tenía que admitir que había quedado suave pero no reseco, bastante bien.

Manuel: —¿Qué tal?

Por primera vez, Paula lo elogió: —Abre una peluquería y me hago cliente fija.

Bostezó y se fue directamente a la cama, se tumbó, rodó un par de veces y se envolvió en la manta.

—Me voy a dormir. Apaga la luz, cierra la puerta y puedes irte. ¡Adiós~!

Manuel pensó: "¡¿Soy tu mayordomo o qué?!", pero obedientemente apagó la luz y cerró la puerta con suavidad.

Paula, ligeramente achispada, se durmió rápidamente en ese estado tan agradable.

Al salir, Manuel miró el vino que quedaba en el decantador y tras pensarlo, se sirvió otra copa. Una tras otra hasta vaciarlo.

Se sentía mareado, con la vista borrosa y el cuerpo ligero, como si fuera a flotar. Sin embargo, su mente seguía lúcida.

Manuel sabía que el alcohol empezaba a hacer efecto. Como era buen vino, la sensación era placentera.

Se tumbó en el sofá
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